En un país como el nuestro, de desigualdades sociales notorias y contexto político complejo, los jóvenes han quedado al amparo de la incertidumbre.
Las oportunidades son escasas, es difícil conseguir empleo, es difícil poder acceder a educación digna y de calidad.
Completamente abandonados o a veces perseguidos, la inmensa mayoría de jóvenes se ven obligados a trabajar desde muy pequeños, otros a migrar forzadamente.
La triste realidad es que aquí el futuro es incierto, no hay esperanza, no hay garantías, no hay dónde reclinar la cabeza.
El título de esta serie viene de un verso que pertenece a un poema de Carlos Martínez Rivas, el cual he intentado utilizar para plasmar de alguna forma esa incertidumbre y abandono.
"La juventud no tiene donde reclinar la cabeza"
La primera y la segunda fotografía fueron tomadas en San Ignacio-Rivas, en una comunidad que se vio afectada por la tormenta Nate en 2017.
Los escombros de la casa que se pueden ver en las fotografías, fueron resultado del paso de la tormenta.
La tercera fue tomada en las cercanías del lago Xolotlán, justo al lado de la casa del joven de la fotografía.
Todas las fotografías fueron tomadas a mediados de julio del 2020.
