Mantener el ritmo y el aleteo

Maldito País

julio 4, 2023

La sensación de movimiento es que somos parte de una gran oleada que nos lleva, nos conduce y nos convierte en una voz que demanda transparencia, justicia, democracia, votando diferente, y se apodera de nosotros una energía común como cuando las aves vuelan juntas en el cielo acompasadas y en libertad

Hay muchas lecciones que se han aprendido en los últimos ocho años. Retomo tres.

1) Se pueden lograr cosas imposibles: nadie pensó que Bernardo Arévalo pasaría a segunda vuelta, ni que Semilla obtendría 24 diputaciones. Un partido nacido sin corrupción, sin clientelismo, con principios, con experimentados profesionales mezclados con aguerridos jóvenes, que muchos se cultivaron en las marchas, están hoy disputando la elección presidencial dándole esperanza a gente en toda Latinoamérica de que por fin Guatemala puede dejar atrás el mito del golpe de Estado de 1954, con el cual pareceríamos haber sido condenados al fracaso criminal. Se quebró un jarrón que lleva mucho tiempo siendo martillado por la constancia de miles de personas que han creído en la posibilidad de un futuro mejor.

2) Correr en la cancha: en 2015 y los años subsiguientes vimos que para ganar importa mucho el moméntum: es decir, mantener el ritmo del trote sin desesperarse; solo así se podrá conseguir la imposibilidad. Muchos dirán que los callejones, ahora, parecen poco claros. Hoy recordaba cuando llegó el antejuicio de Otto Pérez Molina al Congreso y la alianza del Partido Patriota con el Partido Líder. Los mismos que ahora presentaron amparos ante la CC para traerse abajo al proceso electoral quisieron entorpecer y no llegaron a la sesión, pero resultó que Nineth Montenegro quedó de presidenta de la Comisión Pesquisidora y ella sí acudió y dijo que se quedaría a dormir, ya que sus colegas buscaban boicotear la sesión. Esto atrajo a la prensa y a la población que la acompañó en la calle y adentro en los sillones del Congreso, en los que muchos durmieron esa noche. Eso obligó a que los diputados asistieran al día siguiente, un sábado. 

Este tipo de atipicidades se dieron porque había gente que iba a vigilar, subir tuits y fotos, estar “encima” de la situación; lo mismo sucedió cuando Pérez Molina perdió la inmunidad pues se rodeó el Congreso e incluso los diputados de su partido votaron contra él. Así fue cuando Blanca Stalling fue destituida por “su misma” Corte Suprema de Justicia: personas llegaron con mantas a la Corte y al Congreso; o cuando fueron a vigilar a Roxana Baldetti mientras se intentó esconder en el hospital. No pudieron esquivar el ojo ciudadano.

3) Sensación de movimiento: No perder el ritmo. Porque un movimiento es algo más que una persona, un colectivo, un partido, un país. Es la naturaleza misma de la vida. Y ahora, como en 2015, como en 1944, se está dando una sensación de movimiento que no puede disminuir.

Ellos, el pacto de corruptos (debidamente identificado en Giammattei y sus aliados), quiere algo para que suspendamos el trote, que les demos un respiro. Pero se ve que la gente en Twitter empezó a subir sus actas para demostrar que la mayoría están bien computadas, en Tik Tok ajenos al partido Semilla están hablando de esto y defendiendo el voto; este ritmo debe seguir, acudiendo a las sesiones donde querrán hacer chanchullo, a las cortes, a las plazas, a donde sea necesario. 

Pero también la sensación de movimiento es que somos parte de una gran oleada que nos lleva, nos conduce y nos convierte en una voz que demanda transparencia, justicia, democracia, votando diferente, y se apodera de nosotros una energía común como cuando las aves vuelan juntas en el cielo acompasadas y en libertad y no conocen de barreras y pueden soñar en paz.