Mujeres indígenas: Guardianas de la naturaleza y pilares de la resistencia en Centroamérica

septiembre 22, 2023

Cada 5 de septiembre, se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, en reivindicación de Bartolina Sisa, mujer aymara que fue ejecutada por resistir ante la opresión del yugo español. Las mujeres indígenas resisten en todos los territorios de la región para defender la naturaleza, las comunidades y la vida. 

Aferradas a sus saberes, su cosmovisión y la defensa de los territorios, las mujeres indígenas son la voz de la justicia ambiental en Centroamérica. Hablar de su realidad es urgente, de cara a las graves amenazas ambientales que se viven en la región. En El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, ellas resisten ante las hidroeléctricas, proyectos extractivistas, la falta de agua, el hambre, la discriminación y otros estragos que el capitalismo va causando día con día.  Hoy por hoy, las mujeres indígenas son guardianas de la tierra y pilares de la resistencia en Centroamérica y el mundo.

El Salvador

Los sitios sagrados en el occidente de El Salvador están siendo amenazados por diferentes proyectos que ponen en vilo la naturaleza, la vida y los bienes culturales de las poblaciones indígenas. Uno de estos sitios es el río Sensunapan, o el “Abuelo río”, como lo llaman los pueblos indígenas. Ubicado en el departamento de Sonsonate, tiene sobre su cauce 7 represas. Las mujeres indígenas de estas comunidades han denunciado que la empresa Sensunapan S.A. de C.V. busca construir una octava represa, pese a las constantes denuncias de la población. También denunciaron que las medidas de protección para el río fueron archivadas, según les notificó la Cámara Ambiental de Segunda Instancia. 

Las mujeres indígenas denunciaron que “poco o nada” han hecho las autoridades salvadoreñas por proteger el río, a pesar de la sobrada evidencia de su valor cultural y ambiental. A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Indígena, ellas recordaron al Estado salvadoreño que desproteger el río Sensunapán, es desproteger la vida de las comunidades indígenas. Además, lamentaron que la deuda del Estado con la población originaria siga creciendo, en especial para las mujeres indígenas, quienes son las responsables de transmitir los saberes ancestrales y el resguardo de la naturaleza. 

La población indígena -y particularmente las mujeres indígenas- se encuentran realizando una ardua labor de revitalización de los saberes ancestrales y con ello, la protección de los bienes ambientales y culturales. Para ellas, estos bienes representan “un botín” para las empresas extractivistas que lucran con el ambiente, con la venia de las autoridades.

Guatemala

En Guatemala, las mujeres indígenas emprenden una lucha contra la Mina Cerro Blanco, los proyectos en La Puya, los crímenes de lesa humanidad cometidos contra las mujeres durante el conflicto armado, la violencia de género, el racismo, el despojo de sus tierras y de su indumentaria. 

Uno de los emblemas de la lucha contra la minería y el extractivismo es el plantón permanente conocido como “La Puya”, ubicado entre los municipios de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc. Es en este lugar donde las mujeres han liderado los esfuerzos de las comunidades para detener el proyecto Progreso VII Derivada (también conocido como El Tambor), que es parte de una serie de planes para explotar varios territorios, en municipios que se sitúan al nororiente del departamento central de Guatemala. 

Para dicho proyecto se pretende obtener oro y plata; ante ello, las comunidades cercanas mantienen un campamento en la entrada de la mina para evitar el ingreso de la maquinaria y el inicio de la actividad extractiva. Esto ha causado ataques desproporcionales constantes, como intimidación, amenazas de muerte, operativos violentos e intentos de asesinato.

Honduras

Honduras continúa con el legado de lucha que Berta Cáceres sembró con su paso por esas tierras, en contra de los proyectos extractivistas y las hidroeléctricas que amenazan con la naturaleza, las comunidades y que ya cobró la vida de 14 defensores ambientales en 2022. 

Hace un mes, mujeres indígenas y garífunas pertenecientes a la Red de Mujeres Indígenas y Afrohondureñas (REDMIAH), se declararon “en hambruna”, exigiendo atención especial al gobierno de Xiomara Castro, ante la falta de alimentos  y problemas ambientales que están impactando la vida de al menos 7 000 de las 10 000 aglutinadas en la red. 

Según el Instituto Nacional de Estadística de Honduras (INEH), se calcula que la población indígena y afrodescendiente de este país es de un 7%, el equivalente a  574 055 personas: Garífuna, Negros/as de habla inglesa, Maya-Chortí, Lenca, Tolupan, Pech, Nahuas, Tawahka y Miskitu. Sin embargo, en el autocenso realizado por federaciones y pueblos indígenas en el año 2007, se estima que el 20% de la población hondureña pertenece a pueblos indígenas y afrohondureños.

Nicaragua

En Nicaragua, las mujeres indígenas se encuentran en total indefensión, según lo han denunciado en reiteradas ocasiones. El cierre de organizaciones y asociaciones de la sociedad civil por parte del gobierno de Daniel Ortega, ha dejado a muchas comunidades sin programas de prevención y atención en salud, educación, prevención de violencia, entre otros aspectos. 

Por otra parte, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)  reportó que existen 15 comunidades indígenas que cuentan con medidas cautelares por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, debido a hechos de violencia generados por el despojo e invasión de tierras por parte de colonos, esto también se deriva del impacto de empresas extractivas en los territorios, ya que el Estado ha incentivado la invasión y concesión del territorio a empresas transnacionales.

La defensora de derechos humanos Daisy George, socióloga y máster en Antropología, ha denunciado que las mujeres indígenas “son víctimas de violaciones, abusos y obligadas a casarse con sus agresores, colonos armados que cometen esos crímenes en busca de tener vínculos ‘familiares’ con las víctimas y así obtener derechos sobre las tierras en las que ellas habitan”.