Centro penitenciario en las Islas del Cisne en Honduras, ¿el próximo “paraíso penal”?

Maldito País

agosto 11, 2023

Tras la reyerta en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), ubicada en Támara, a unos 25 km de Tegucigalpa, ciudad capital de Honduras, el pasado 20 de junio, la presidenta Xiomara Castro anunció una serie de medidas para hacerle frente a la crisis de seguridad que azota el país, entre ellas la construcción de un nuevo centro penitenciario de máxima seguridad en las Islas del Cisne, un archipiélago considerado joya nacional, localizado en el mar Caribe a unos 250 kilómetros de tierra firme. 

De acuerdo con el Secretario de Estado en el despacho de Defensa, José Manuel Zelaya, este nuevo recinto penal se convertirá en el “nuevo hogar de los líderes del crimen organizado, reos peligrosos y corruptos con vínculos con la criminalidad”. Hasta el momento, Honduras cuenta con dos cárceles de máxima seguridad, a la que se le sumaría el recinto de las Islas del Cisne. 

Sin embargo, la decisión del Gobierno de Honduras de habilitar las Islas del Cisne como granja penal, ha sido cuestionada por diversos sectores quienes argumentan que esta resolución fomenta la militarización en el país, que en materia ambiental avanzar en su construcción es promover la destrucción del medioambiente y que realizarlo con compras directas puede fomentar la corrupción en el sector penitenciario.

El “Alcatraz” de Honduras

Siguiendo la lógica del centro penal estadounidense “La Roca”, más conocido como “Alcatraz”, que funcionó entre 1934 y 1963 como el hogar obligatorio de los mafiosos y pandilleros más peligrosos del continente americano, el Estado de Honduras planea construir esta nueva granja penal en Islas del Cisne con el objetivo de cortar la comunicación de las cabecillas de las maras y pandillas con sus organizaciones para así controlar, de alguna manera, la crisis de seguridad que enfrenta el país. 

Esta idea de aislar a los más peligrosos e influyentes criminales del país, en teoría, debería considerarse como salida al control que estos grupos delictivos tienen en las comunidades en las que se instalan. Sin embargo, para Tiziano Breda, investigador en asuntos de seguridad latinoamericana del Istituto Affari Internazionali, “de poco sirve trasladar algunos reos pensando que así se pueden cortar sus operaciones, si los grupos criminales de Honduras tienen fórmulas de liderazgo y de mando que son muy estructuradas. Entonces, al saber que alguien va a ser trasladado, el reemplazo seguramente ya estará listo”. 

 Breda agregó que “si bien, se logra controlar una cárcel en las afueras del país, siguen existiendo 25 centros penales en los cuales seguirán habiendo reyertas y tensiones entre los privados de libertad”. Por lo que, al analizar la decisión de la mandataria Castro, se debe priorizar el ordenamiento de los recintos penitenciarios y el control de las maras y pandillas, sobre el aislamiento de los cabecillas de las organizaciones criminales. 

Por otro lado, en su informe “Mano dura y remilitarización de las cárceles: la respuesta al asesinato de 46 mujeres privadas de libertad y a la ola de violencia en Honduras”, el Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD), cuestiona las medidas que el Gobierno de Castro desea implementar, al considerar que van en la misma lógica de las adoptadas por el expresidente Juan Orlando Hernández, extraditado a Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico y tráfico de armas, quien como respuesta a la muerte de 37 privados de libertad puso los centros penales al mando de las fuerzas militares y siguió una estrategia de contruir cárceles de máxima seguridad como respuesta a la crisis. 

En su informe, el CESPAD pone sobre la mesa la corrupción que impera y caracteriza el sistema penitenciario de Honduras. Por lo que, aunque construir un centro penal alejado del territorio parece viable para alejar a los líderes criminales de sus organizaciones, a su vez, puede ser una solución frágil al problema debido a la cooptación del sistema por el crimen organizado.

Un fuerte impacto ambiental

Otro de los fuertes cuestionamientos que se le hace a la futura construcción de la granja penal en las Islas del Tigre, es el alto impacto ambiental que este traerá consigo. De acuerdo con expertos en la materia, provocaría un daño irreversible en temas de contaminación en un área considerada una “joya de Honduras” en riqueza natural.

La bióloga hondureña Ana Rosario Velásquez, en medios de comunicación, aseveró que “el principal daño se daría por el manejo de aguas negras residuales y desechos sólidos”, factores que sin duda pueden ocasionar un fuerte impacto en el archipiélago. 

Asimismo, la doctora profundizó en el impacto que esta construcción tendrá en el arrecife coralino caribeño. Uno de los principales daños se daría en el banco coralino, “eso sería catastrófico, porque Honduras está pasando por un tema bastante complejo por la pérdida de arrecifes debido a enfermedades del arrecife”, agregó. 

Sin embargo, pese a que los expertos advierten de las consecuencias ambientales que la construcción y futura instalación de la granja penal en las Islas del Cisne, el Ministro de la Secretaría de Recursos Naturales de Honduras, Lucky Medina, argumentó para medios de comunicación que “afecta en muy poca proporción” el área protegida.

Compras directas: camino libre para la corrupción

Según fuentes oficiales, el gobierno de Honduras habilitó compras directas para la construcción del centro penal en las Islas del Tigre, en el marco de la emergencia de seguridad que sacude al país. Sin embargo, en procesos anteriores, este tipo de regulación a los procesos de contratación del Estado, han culminado con serias denuncias por corrupción y malversación de fondos. 

Para un país que se encuentra en un proceso de negociación de una Comisión Internacional Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH), este tipo de decisiones se presentan como un “doble discurso”. Sin duda, detrás del proceso de construcción del “Alcatraz hondureño” hay muchas aristas en las cuales profundizar, en especial por ser una decisión tomada en el marco de una crisis.