Costa Caribe de Nicaragua: una historia de resistencia

diciembre 23, 2020

La Costa Caribe de Nicaragua representa el 48% del territorio nacional y sólo el 14% de la población total, esta baja densidad poblacional podría ser una de las razones por las cuales en esta zona del país se encuentran la mayor parte de los recursos naturales; que han sido la causa de numerosos conflictos socioambientales por el interés del Estado y sus élites del poder por dominar la región. Su historia ha estado marcada por una constante resistencia indígena a la colonización externa e interna, basadas en el interés por la explotación de la riqueza natural de la región. 

Desde el siglo XVI España hizo dos intentos de colonización en el Caribe de Nicaragua que fracasaron por una sangrienta resistencia indígena. Un siglo más tarde Inglaterra logró colonizar la Costa Caribe sobre todo en términos económicos (explotación de los recursos naturales), proponiéndole a los indígenas alianzas mercantiles y el respeto a sus formas de organización social y política y a su cosmovisión; es decir, a su relación espiritual con la naturaleza y a su profundo conocimiento de las propiedades curativas de las plantas.

En toda la época de la colonia el Caribe era llamado Reserva Mosquitia y mediante tratados firmados entre Nicaragua e Inglaterra se reconocía que la Mosquitia pertenecía al territorio de Nicaragua, pero era autónoma. No obstante, en 1894 se da la reincorporación de la Mosquitia por la vía militar y 11 años más tarde se desconoce su autonomía y se le cambia el nombre a Departamento de Zelaya (apellido del presidente de esa época). 

De acuerdo con Margarita C. Pou (2008) [1] después de la reincorporación de la Mosquitia, aunque no existía una ley de autonomía, el gobierno central no interfería en los asuntos políticos y administrativos de la región (sólo en lo económico: explotación de recursos naturales). Hasta que, en 1979 con el triunfo de la revolución sandinista , el gobierno central tomó control de los asuntos políticos y administrativos de la Costa Caribe. 

“Con este control del gobierno central, las instituciones políticas y administrativas de la región fueron dirigidas por personas del pacífico o centro del país, los pobladores de la región ocupaban los cargos más bajos, sin tener autoridad ni poder de decisión. Esta situación creó un ambiente hostil entre la población de la Costa y el gobierno central”. (Pou González, 2008, pág. 3)

Desde entonces hasta 1984 fueron años de tensiones violentas entre indígenas y gobierno central.  Los indígenas denunciaron  que el gobierno central priorizaba los asuntos económicos en detrimento de los culturales, y reclamaban su derecho a intervenir en las decisiones regionales. Uno de los acontecimientos más violentos fue la “Navidad Roja” en 1982, que se dio el desplazamiento forzado de 42 comunidades de indígenas miskitus ejecutado por el gobierno sandinista.  Esto pervive en la memoria colectiva de los miskitus .

Como resultado de la resistencia indígena, en 1984 se inició el proceso de negociación de la autonomía regional que culminó con la aprobación del Estatuto de Autonomía en 1987. Para la negociación se formó una Comisión de Autonomía  integrada por líderes de movimientos indígenas del Caribe y representantes del gobierno; de igual forma se contó con el asesoramiento de organizaciones internacionales de derechos humanos y la participación de los pobladores del Caribe a través de procesos de consulta ciudadana. (Pou González, 2008)

Cabe mencionar que desde la época colonial se marca la historia y el contexto diferenciado de la Costa Caribe de Nicaragua con el resto del país. Ya que el Pacífico y el Centro de Nicaragua fueron colonizados por España en el Siglo XVI; como consecuencia, sobre todo del mestizaje, se desapareció a gran parte de los grupos indígenas nativos de esas regiones, y se implantó una lógica de relación con la naturaleza que consiste en concebirla como factor de producción, aceptando que la destrucción ambiental es el precio del progreso económico. (Herbert Marcuse: racionalidad positiva2, Enrique Leff: racionalidad moderna3). 

Esta forma de concebir a la naturaleza se encuentra interiorizada en los tomadores de decisiones políticas del gobierno central, como influencia de la historia y contexto de sus lugares de origen. Y ha provocado que aún después de la aprobación del estatuto de autonomía, continúen las acciones del Estado que irrespetan la autonomía regional y evidencian una lucha de poder por la dominación de la región. Por ejemplo, colonizaciones internas desde hace más de 20 años con la invasión de territorios indígenas que se han vuelto masivas y violentas a partir de 2014-2015, aproximadamente. 

El Estado ha permitido la violación de derechos humanos, desplazamientos forzados de poblaciones indígenas, devastación ambiental, impunidad y la creación de un mercado ilegal de tierras en territorios indígenas, aun cuando el estatuto de autonomía defiende el derecho de la propiedad comunal. De igual manera, se ha irrespetado la autonomía implantando un modelo de desarrollo que no incorpora la cosmovisión y estructura organizativa de los pobladores de la región; sin embargo, aún continúan  la resistencia indígena y la lucha por rescatar su identidad y autonomía regional. 

Con los recientes efectos de los huracanes  IOTA y ETA se ha manifestado el alto nivel de vulnerabilidad de la población costeña, los cuales históricamente han recibido atención asistencialista (y en la mayoría de casos , políticas clientelares y paternalistas), pero no se han aplicado medidas para reducir su vulnerabilidad, lamentablemente esa situación es utilizada como un medio de dominación ya que pobreza, desigualdad, vulnerabilidad y marginación están estrechamente vinculados. Y como se argumenta desde la ecología política4, el deterioro del medio ambiente (por desastres naturales: vulnerabilidad, decisiones políticas: marginación, efectos del sistema capitalista: riesgo), que representa los medios de vida de estas poblaciones aumenta sus niveles de marginación, pobreza y desigualdad.  De esta forma reduce su potencial para luchar por sus derechos e intentos de dominación, porque sus esfuerzos están concentrados en obtener recursos para su subsistencia. 

¿Cuáles son las líneas de esta historia que faltan por escribir? ¿De dónde vendrá la resistencia del pueblo costeño ante estos intentos de dominación, que por constantes se han naturalizado? ¿Cuáles serán las prioridades en esta compleja realidad de multiculturalidad, pobreza, desigualdad, marginación, vulnerabilidad, conflictos socioambientales, violación a derechos humanos…? ¿Desde dónde se “reconstruye” una región devastada por desastres naturales y políticos?

Bibliografía:

[1] Pou González, M. C. (2008). El Estatuto de Autonomía Regional en la Costa Caribe de la República de Nicaragua. Universidad Andina Simón Bolivar, Ecuador. 

[2] Marcuse, Herbert (1993) El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada. Planeta Agostini: España. Pp 171-196

[3] Leff, E. (2014). Ecología política: conflictos socioambientales, ontología de la diversidad y política de la diferencia. En E. Leff, La apuesta por la vida: imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del sur. (págs. 223-300). México: Siglo XXI Editores.

[4] Bryant, R. L., & Bailey, S. (2005). Third World Political Ecology. London and New York: ROUTLEDGE-ISBN.