La Guerra Fría en Centroamérica comienza en Costa Rica

Maldito País

abril 27, 2023

Conversamos con el historiador Randall Chaves sobre el papel poco conocido de Costa Rica durante la Guerra Fría. Nos encontramos con una historia llena de pugnas, resistencias e incluso opresión estatal. Sin duda, comprender qué sucedió en Costa Rica durante ese periodo es importante también para analizar el desenlace de los conflictos armados en la región.

Randall Chaves Zamora: profesor de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica, investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC). Actualmente desarrolla una trabajo doctoral sobre la intelectualidad costarricense durante la Guerra Fría.

Fátima Villalta: Vos estás estudiando la Guerra Fría en Costa Rica pero en realidad la Guerra Fría es un periodo muy largo. Sabemos que comienza en los años 40 después del fin de la Segunda Guerra y es interesante ver que para ese entonces el presidente Calderón Guardia estableció una alianza estrecha con el Partido Comunista ¿Qué podés contarnos sobre esa década?

Randall Chaves: En el caso de toda América Latina hay historiadores que dicen que la Guerra Fría empieza en el 1945 hasta finales de los 80 principios de los 90, como algo muy simple, pero en realidad el inicio de la Guerra Fría es la intensificación de dinámicas que existían desde muchísimo antes y en el caso de Costa Rica, desde la década de 1930 los partidos comunistas habían empezado a generar espacios de sociabilidad política, en la década de los cuarentas por necesidad política Calderón Guardia que en realidad era una persona con un vocabulario político lejano a la izquierda, se unen con el Partido Comunista y la iglesia Católica para lograr una reelección política y para lograr agrupar un sector de la clase trabajadora que estaba bastante consolidado alrededor del Partido Comunista.

Es una alianza que permite las reformas sociales más importantes del siglo XX costarricense y las tenemos hasta el día de hoy que son la creación de un sistema de seguridad social universal que incluía salud, pero que también incluía la creación de un Código de Trabajo que garantizaba derechos laborales por los que el Partido Comunista luchaba desde la década de los treintas, y de manera muy significativa también en la década de los cuarentas esta reforma social propone la creación de la Universidad de Costa Rica. Posteriormente hay una guerra civil en 1948, que es una guerra civil muy importante, porque la historiografía latinoamericana normalmente trata de situarse en el golpe de Estado contra Arbenz en 1954 en Guatemala para marcar el inicio de la Guerra Fría en Centroamérica pero también hay investigaciones que puntualizan las alianzas que tenía José Figueres Ferrer en toda la región, es muy notable que 1948 es como la explosión de la Guerra Fría Centroamericana y no solo eso, sino que es el primer triunfo de los Estados Unidos sobre Centroamérica porque logran derrocar a un presidente aliado con los comunistas y  después de 1948 el Partido Comunista queda ilegalizado.

Costa Rica es uno de los países más exitosos en la represión de las identidades políticas de Centroamérica porque desde 1948 hay una cultura política en la que el otro, el peligroso, no solamente es proscrito, no solamente es exiliado, sino que entra en un estado de ilegalidad que se extiende hasta 1975. Durante la primera mitad de la Guerra Fría ser comunista es ilegal y después de la guerra de 1948 existen mecanismos políticos para seguir persiguiendo comunistas, eso también es muy poco comentado en el espacio costarricense y ese mecanismo inclusive hace que comunistas estén en la cárcel y hay otros que son asesinados. Los más recordados son las víctimas del asesinato del Codo del Diablo que son personas asesinadas después de la guerra de 1948 y cuyo crimen nunca fue esclarecido. 

Fátima Villalta: ¿Vos crees que el ascenso de Figueres Ferrer puede explicarse desde este fervor anticomunista?

Randall Chaves: Figueres era parte de un grupo de amigos que se llamó la Legión del Caribe, eran líderes políticos de toda América Latina que se habían juntado con el objetivo de derrocar a lo que ellos concebían como las dictaduras comunistas en la región, el primer ensayo de la Legión como organización latinoamericana es en Costa Rica. Hay una narrativa común que decían que Figueres era un empresario que había salido de la nada, que era como lo que ahora diríamos un outsider, pero no, José Figueres  será una persona con una red política latinoamericana muy bien conformada y que tenían un objetivo político concreto que era derribar a estos gobiernos social-demócratas mediante la violencia, mediante el uso de la fuerza, eliminar las amenazas comunistas como se le identificaban en la época e instaurar gobiernos, esto además con una simpatía muy fuerte hacia los Estados Unidos.

Fátima Villalta: Es durante la década de los 60 y 70 cuando vemos la intervención directa de la CIA a través del Plan Cóndor, poniendo y quitando gobiernos, entrenando ejércitos en contrainsurgencia. Durante esa época aparece Costa Rica como un espacio gris dentro de ese panorama geopolítico, no sabemos exactamente qué está pasando en el país en esta época tan convulsa en América Latina ¿Qué pasa en el país en ese tiempo? ¿Cómo se vive la Guerra Fría desde Costa Rica?

Randall Chaves: La existencia de políticos anticomunistas que militan en contra del régimen soviético permite la creación de instituciones que están preocupadas por la democracia, por la creación de intelectuales y políticos que sean fieles a la línea ideológica estadounidense, entonces aquí de nuevo volvemos a ver a Figueres, volvemos a ver al grupo vinculado a el Partido Liberación Nacional que se funda a inicios de la década de los cincuentas. Vemos a estos líderes políticos creando espacios como lo que ahora llamamos think-tanks y que son financiados directamente por el gobierno de los Estados Unidos y que no tenían una vocación nacional, tenían una vocación regional. 

Durante estas décadas de los 50 a los 70 en los que Costa Rica parece estar como metida en una nube gris en lo que no pasa nada, vemos que Costa Rica es un centro profundamente agitado de circulación de ideas pero también de circulación de personas que están profundamente vinculadas con las políticas de los Estados Unidos

Estas décadas de los 60 y 70 preparan el terreno para que la izquierda pueda salir de la ilegalidad. Por ejemplo, a pesar de que el Partido Comunista estaba ilegalizado siguió publicando un periódico que tenía una recepción bastante significativa, que tenía una circulación nacional, un periódico que se llamó Libertad. La izquierda costarricense desde la segunda mitad de la década de los 60 empieza a presionar para que se elimine el artículo de la Constitución Política que les había ilegalizado.

A finales de los 70 cuando la Guerra Fría tiene su último gran terreno de batalla que es la Revolución Sandinista, muchísimas personas de Costa Rica que habían formado grupos de disidencia entre el 60 y el 70, se unen como brigadistas en solidaridad con la Revolución. Entonces no calza muy bien pensar en una Costa Rica pacífica, tranquila, en la que no pasa nada y luego agarrar a un montón de gente joven y ponerla en un escenario revolucionario. Aquí es donde uno nota que hay un proceso de acumulación de fuerzas de los sectores más disidentes de la política costarricense que en la década de los 70 se identifica profundamente con un proceso que fue impactante para toda América Latina y que naturalmente generó la alerta de los Estados Unidos, como no lo hacía posiblemente desde el derrocamiento del gobierno de Allende.

Fátima Villalta: La etiqueta de comunista sirvió durante esos años como chivo expiatorio para todo grupo disidente. ¿Sucedió eso en Costa Rica también?

Randall Chaves: En realidad la etiqueta de comunista es funcional para descalificar al enemigo político desde la década de 1940, sin embargo, entre la década de los 60 y los 70, este proceso se intensifica y algo que yo pude notar cuando pienso por ejemplo en las juventudes de esos años es que no importa cuál sea su adscripción política, hay jóvenes que están relacionados con el Partido de Liberación Nacional, hay jóvenes que pertenecen a juventudes católicas, hay jóvenes que simplemente son estudiantes con vinculación a algunas temáticas de relación política, pero cuando esta juventud tiene una identidad sospechosa o cuando simplemente salían a las calles a protestar o cuando hacían paros dentro de la universidad, eran identificados como sujetos o como militantes de izquierda, como marxistas, como comunistas, como rusos, extranjeros, rojos, habían como toda esta valija de conceptos con los que un medio de prensa o un político costarricense podía descalificar al enemigo.

Fátima Villalta: Finales de los 70 e inicios de los 80 sucede el último espacio de conflicto de la Guerra Fría que se da en el patio trasero de Estados Unidos, que es Centroamérica, y sabemos lo que pasa en El Salvador y posteriormente con la Revolución Sandinista en Nicaragua ¿Cómo reciben los grupos de izquierda lo que pasa en estos países? ¿Y cómo lo recibe el Gobierno, cómo responde ante una región que parece que se está incendiando?

Randall Chaves: Lejos de la idea tradicional de que toda Centroamérica estaba en guerra y en Costa Rica no pasaba nada, lo cierto es que Costa Rica fue el gran centro de operaciones de todos los bandos y ahí si no hay excepción. Los Estados Unidos le decían a Costa Rica cómo reaccionar y qué políticas lanzar hacia la región, pero también del país salieron armas hacía Nicaragua, salieron personas hacia toda la región que se unieron a los procesos armados y esto es muy importante porque a mí me parece, desde una concepción de persona que no vivió estos procesos, que Costa Rica lo que había heredado de la década del 80 era solamente una crisis económica, pero nunca escuché los años profundamente agitados que realmente significaron para Costa Rica porque el poder de los Estados Unidos era muy evidente, pero también las dinámicas políticas no eran tan homogéneas. Habían opiniones a favor de un proceso armado como el de Nicaragua, había también esperanza entre la clase política y esa es una memoria borrada. Es una memoria tan borrada como esa memoria de la represión material y simbólica de las identidades políticas disidentes durante toda la segunda mitad del siglo XX. Por eso yo insisto en el éxito de este país de borrar de su narrativa que la disidencia existe y la disidencia no solamente existe sino que tiene una trayectoria histórica que se puede situar desde antes de la década de los 40.

Costa Rica no fue ese país neutral, fue todo lo contrario, fue un país que participó directamente y que fue un foco importante de la Guerra Fría centroamericana, en el que los imperios pusieron también su atención porque de la política costarricense podían depender éxitos o fracasos de la política de la Guerra Fría. La disidencia había sido tan bién reprimida que inclusive las discusiones sobre el apoyo o no a los procesos armados en Centroamérica generó una crisis que es posiblemente la crisis de la izquierda más fuerte en el país, porque los líderes de viejo cuño ya habían experimentado represión, exilios, división de sus familias, quema de libros, asesinatos de personas, entonces tenían un temor muy latente sobre el apoyo a los procesos armados en Centroamérica porque consideraban que podía volver a sufrir un proceso represivo similar, esta discusión generó una división de la cual la izquierda nunca se levantó. 

Posteriormente gana Óscar Arias las elecciones y el gobierno de Óscar Arias tiene una política hacia Centroamérica orientada en el tema de la Paz y luego se firman los Acuerdos de Paz, que en términos concretos es la desmovilización de los grupos armados en Centroamérica. Además, los tratados de Paz se firman sin ninguna reflexión sobre el papel de los Estados Unidos en la región. Costa Rica es un actor central en estos tratados pero en este país nunca se discutió sobre la importancia que tuvo los Estados Unidos en esta política.

Es principio del siglo XXI cuando se empieza a notar que sigue existiendo un sector muy bien identificable que pertenece a la juventud y a partidos políticos progresistas que están agrupándolos para eliminar el bipartidismo que era una herencia también de los 40 y que posteriormente en el 2007 van a generar una de las oposiciones más notables que hubo en todo Centroamérica contra el Tratado Libre de Comercio con los Estados Unidos, que fue algo inesperado para muchas izquierdas en toda la región ¿Por qué Costa Rica, un país amigo de los gringos de pronto está en medio de un referéndum y una discusión interminable sobre si aprobar o no un Tratado de  Libre Comercio? Esto no se explica porque haya salido de la nada, sino porque esta disidencia política que había quedado bien desmovilizada por el fin de la izquierda, vuelve a tener una importancia que es central.

Fátima Villalta: ¿Qué ecos crees que hay del pasado ya en el siglo XXI? ¿Por qué crees que es importante sacar a la luz estas cosas de las que se habla muy poco?

Randall Chaves: Siempre la pregunta sobre el presente es un poco abrumadora y se me hace muchísimo más abrumadora en la actualidad, cuando producto de décadas de identidades políticas disidentes que han sido material y simbólicamente reprimidas, Costa Rica parece incapaz de identificar el surgimiento de líderes autoritarios a la usanza más tradicional del siglo XX. Sin embargo, hay algunos procesos políticos que podrían generar esperanza, hay actores en la sociedad costarricense que podrían generar esperanza y que utilizan esa trayectoria de disidencia para oponerse a algunas políticas que vemos en la actualidad.

 

Cuando se rompe el bipartidismo en el 2014 y gana un gobierno progresista que estaba pugnando por el poder desde inicios del siglo XXI, sucede lo que sucede en otros lugares de América Latina cuando gana la oposición: muchos sectores disidentes se desmovilizan, otros entran a formar parte del gobierno y esto hizo que entre el 2014 y el 2022, eso esos ocho años de gobiernos del Partido Acción Ciudadana, los movimientos sociales quedaron realmente desmovilizados porque no es lo mismo protestar en contra de Oscar Arias, no es lo mismo protestar en contra del TLC cuando además el presidente de los Estados Unidos está tirando bombas en Irak, que protestar en contra de dos gobiernos que habían sido legítimamente electos y que representaban la esperanza de los sectores progresistas del país, hay como una resaca electoral en este contexto. Esa desmovilización generó consecuencias graves en los movimientos sociales, pero habría que decir que el surgimiento de este líder populista que ganó las elecciones en el 2022 ha reactivado muchos de esos movimientos sociales y aquí se nota una herencia histórica profunda en la que salir a la calle a protestar no es extraño para ningún movimiento social de este país, en la que las denuncias de un sector específico pueden convertirse también en las denuncias de otros sectores que solidariamente se agrupan.

 

Lo peor que podría pasar en Centroamérica es que los sectores más desfavorecidos que han sufrido más desde los 80 hasta la actualidad sigan siendo manipulados por liderazgos que apelan al siglo XX, es decir, la figura del hombre fuerte que golpea la mesa y que grita, que llega un espacio político a imponerse, eso no es el modelo de sociedad centroamericana al que deberíamos aspirar y creo que esto lo tienen claro algunos sectores de la sociedad centroamericana, algunos sectores de las juventudes centroamericanas.