33 aniversario de los Acuerdos de Paz en El Salvador, el país de la eterna impunidad
Maldito País
enero 16, 2025
El 16 de enero de 1992, El Salvador dio un histórico paso hacia la democracia con la firma de los Acuerdos de Paz, marcando el fin de un conflicto armado de 12 años. En 1993, pocos meses después de que la Comisión de la Verdad presentara un informe documentando graves violaciones a los derechos humanos durante la guerra, se promulgó la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz, que otorgó inmunidad a los responsables de crímenes de guerra, tanto del ejército como de la guerrilla, con el objetivo de evitar nuevas tensiones y consolidar la estabilidad.
Pese a que en junio de 2016, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, declaró inconstitucional la Ley de Amnistía, solo existen actualmente 8 casos del conflicto armado judicializados, según datos de Cristosal. De estos, 3 de ellos han avanzado a la fase de Vista Pública, así explicó a HoraCero el Jefe de justicia transicional de Cristosal, David Morales.
El primero es el de la masacre ocurrida en el cantón San Andrés, del departamento de San Miguel, en 1981. Este se ha convertido en el primer caso por violación a derechos humanos perpetrada por un “escuadrón de la muerte”, que pasa a vista pública, luego de la derogatoria de la Ley de Amnistía. Lo particular del caso, comenta David Morales, es que se está enjuiciando a los autores materiales que, al momento de la masacre, eran civiles que actuaban bajo el mando de la sección de inteligencia de la Tercera Brigada de Infantería. Al ser civiles, no se ha podido vincular la cadena de mando con militares de alto rango.
“Y cuando se quiso investigar a la Fuerza Armada, a través de la Fiscalía o el Tribunal, como siempre, no se entregaron los archivos militares. Al no haber oficiales de alto rango de la Fuerza Armada involucrados, entonces ahí sí hemos tenido una fiscalía activa, que ha cumplido un rol aceptable”, explicó el abogado, al tiempo que lamenta que la vista pública de este caso se haya suspendido en seis ocasiones, desde 2023.
El segundo caso es el asesinato de cuatro periodistas holandeses, que fue consignado en el Informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas. El Juzgado de Primera Instancia de Dulce Nombre de María, departamento de Chalatenango, resolvió enviar a juicio a tres altos mandos del Ejército salvadoreño, por la autoría intelectual de la emboscada y posterior asesinato de Koos Koster, Jan Kuiper, Joop Willemsen y Hans ter Laag, hecho perpetrado por el Batallón Atonal el 17 de marzo de 1982, en uno de los tantos episodios oscuros del conflicto armado.
En opinión de David Morales, el avance de este caso lo atribuye a que sigue contando con una jueza independiente. “Es una expectativa alentadora. Sigue contando con una jueza independiente, una jueza que está al parecer con la convicción de aplicar la ley como se debe”.
Morales dice que la impunidad que favorece a los criminales del conflicto está “institucionalizada”. “La amnistía era un instrumento legal, pero también un instrumento político para impedir juzgamientos. Pero había diversos patrones de práctica de impunidad, no solo la amnistía. Cuando la guerra terminó muy pocos casos habían sido judicializados y muy pocos tenían expectativa de avanzar”.
Él considera que con la inconstitucionalidad de la Amnistía, ya no habrían, en teoría, excusas legales para no investigar los casos del conflicto, pero el resto de prácticas de impunidad en el sistema judicial, continuaron.
“La impunidad estaba enquistada en estas prácticas que continuaron a pesar de la sentencia. El ejemplo más claro de toda esta impunidad institucionalizada son las desapariciones forzadas, porque la desaparición es un delito permanente que se reproduce cada día hasta que no se encuentran los restos. Los desaparecidos de la guerra siguen desaparecidos hoy, el crimen sigue ocurriendo hoy, no se le puede aplicar prescripción porque el delito sigue en curso, y tampoco le podían aplicar amnistía”, explicó.
Los otros intereses en el caso de “los cinco de Santa Marta”
El tercer caso que ha avanzado en su judicialización es el de los cinco ambientalistas de la comunidad Santa Marta, en el departamento de Cabañas, a quienes la Fiscalía acusó de asesinato, privación de libertad y agrupaciones ilícitas, por un asesinato ocurrido durante el conflicto armado. Luego de recuperar su libertad, ante la falta de pruebas en su contra, el sistema de justicia cambió la jugada y, con esto, al tribunal que llevaba el caso. Ahora, están a la espera de un nuevo juicio.
Los indicios de irregularidad denunciados por los abogados defensores de los 5, ponen en duda la intención genuina de encontrar justicia de parte del Estado. Sus abogados defensores aseguran que las acusaciones fueron infundadas sin pruebas, buscando arremeter contra los defensores del agua y el territorio.
Es una particularidad en este caso, dice David Morales, que suceda en un contexto donde se dan a conocer las intenciones del presidente inconstitucional de la República, Nayib Bukele, de imponer la industria minera en el país. Que la repetición del juicio coincida con el impulso del presidente y del gobierno de reintroducir la industria minera, lo vuelve “sospechosa”, afirma el abogado. “Este contexto confirma las denuncias públicas del movimiento ambientalista, de ADES y de la comunidad Santa Marta, de que se trata de una persecución política”.
“No solo es el caso de los ambientalistas, la justicia transicional, el dolor de la víctimas del los crímenes de la guerra, la sangre derramada, el sufrimiento de estas personas está siendo utilizado por el Gobierno para instrumentalizarlo, para manipularlo con fines de propaganda y de beneficios políticos partidarios. Los gobiernos de Bukele han sido negacionistas de la historia”, afirma Morales.
Lo que afirma el Jefe de justicia transicional de Cristosal, ha sido una de las denuncias de las víctimas del conflicto, desde los inicios del gobierno de Bukele. Este último, lejos de escuchar el clamor por preservar la memoria y saber la verdad, ha ignorado esta demanda, negando a través de la negación de archivos militares del conflicto y minimizando la importancia de los Acuerdos de Paz y a los actores que lo hicieron posible.
Los retrocesos en el caso El Mozote
El proceso judicial sobre el caso de la masacre de El Mozote y Lugares aledaños había llegado a un punto de grandes avances en 2021, cuyo responsable era el Juez Jorge Guzmán, quien fue retirado ese año, luego de que un decreto de la Asamblea Legislativa estableciera retirar a los jueces de más de 60 años. La actual jueza del caso, Mirtala Portillo, ha tomado decisiones cuestionadas por víctimas y organizaciones de derechos humanos.
Por ejemplo, ha vuelto a citar a las víctimas en el proceso para realizarles entrevistas. También, emitió órdenes de captura para quienes conformaban la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa en 1993, al momento en que se aprobó la ley de amnistía, por el delito de “encubrimiento personal” de quienes fueran los perpetradores de la masacre. Entre los acusados se encuentra el firmante de los Acuerdos de Paz, Rubén Zamora.
La Asociación Tutela Legal “María Julia Hernández” es una de las entidades que representa a las víctimas de El Mozote, en conjunto con Cristosal. La nueva jueza los expulsó como querella y ha notificado solamente a la Fiscalía de los siguientes pasos, así explicó Ovidio Mauricio, abogado de Tutela.
“Prácticamente no tiene marginados en el proceso cuando debería hacer lo contrario, aporque la Fiscalía no está representando a las víctimas, realmente está representando al Estado. Ha tomado la decisión de volver a citar a los testigos. ¿Imagínese un proceso de más de mil personas masacradas, cuántas personas podían declarar? Quieren desgastar a los testigos y desgastar a los representantes”, declaró el abogado..
Por su parte, el gobierno ha realizado acciones encaminadas al “desarrollo de la comunidad”, como la colocación de dos puestos policiales, una planta de procesamiento de agua que, según denuncias, podría contaminar el agua de la zona, entre otras lideradas por el presidente Bukele. El abogado David Morales denuncia que estas obras no responden a las medidas de reparación plasmadas en las sentencias de la CIDH sobre este caso y no han sido consultadas con la comunidad.
“Estas obras físicas no pasaron por ninguna consulta de la población, incluso algunas están causando daños ambientales y se están construyendo luego de expropiar a familias que fueron víctimas de la masacre, expropiaciones que, por la actual ley que está vigente en este tema, permite de manera injusta arrebatar las propiedades a las personas a un precio risible. Una planta de tratamiento que va a contaminar las aguas del propio caserío El Mozote y una instalación de dos puestos de policías en una zona de bajísima inseguridad. Obras que incluso trataron de afectar los monumentos históricos”.
Morales recuerda que el caso de El Mozote tiene una vasta prueba testimonial, documental y forense que muestra la culpabilidad de los altos mandos de la Fuerza Armada, por ello lamenta que estos no sean llevados a juicio por la nueva jueza.
Además, cuestiona también el papel de la Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Raquel Caballero, quien ha estado ausente en este proceso judicial, sin vigilar las acciones de la Jueza Portillo, pero que hace acto de presencia en la conmemoración de la masacre ptoma»tomarse fotos con las víctimas y depositar un arreglo floral”.
La paz como fruto de la justicia
El Salvador llega a los 33 años de la firma de los Acuerdos de Paz con dos personas clave en esta negociación acusadas de diversos delitos. Uno de ellos es Rubén Zamora, quien logró apelar una órden de captura por “encubrimiento personal” de los imputados en la masacre de El Mozote, hasta que la jueza la dejó sin efecto en marzo de 2024. Sin embargo, Zamora narró a un medio de comunicación como la policía fue a su casa en noviembre de 2024, para intentar arrestarlo, pese a la anulación de la medida.
Durante los tres días previos a la toma de posesión de Nayib Bukele, luego de su reelección inconstitucional, fueron capturados siete ex combatientes del FMLN “acusados de planificar atentados terroristas” durante el acto oficial del gobierno: José Santos Melara Yánez, Wilfredo Parada, Eliseo Alvarado, José Ismael Santos, Roberto Antonio Esquivel, Orlando Cartagena, Douglas Recinos, Pedro Alfonso Mira,Luis Menjívar y Atilio Montalvo.
Atilio Montalvo, conocido durante la guerra civil como “Comandante Salvador Guerra” o “Chamba Guerra”, participó en la negociación y firma de los Acuerdos de Paz. Actualmente padece de varias enfermedades, entre ellas insuficiencia renal, sin embargo, la jueza del caso no ha dado ni a él ni a otros de los acusados con condición de salud delicada, medidas sustitutivas a la detención.
Estos hechos han sido condenados por la familia de Montalvo y organizaciones de derechos humanos que consideran estas capturas como persecución política y manipulación de la justicia.
Para Ovidio Mauricio, de Tutela Legal, El Salvador se encuentra en un momento donde se persigue a cualquiera que critica las acciones del Estado. Los casos de Atilio Montalvo y Rubé Zamora, son pruebas claras de ello.
“Acciones hacia una persona que estaba siendo atendida por una enfermedad grave al momento de su captura, que se le acuse de tener bombas y de conspiración, es una total mentira, es un caso bien armado. Lo que se pretende es dar un mensaje a la población de control social”, dijo.
Mauricio recuerda que también estos hechos se dan en un contexto donde los Acuerdos de Paz han sido negados, por lo que considera que uno de los organismos que debería pronunciarse, es Naciones Unidas, entidad que medió los acuerdos.
“Ellas fueron las que intercedieron para esto, impulsaron los Acuerdos de Paz, los que supervisaron, hicieron las revisiones, o sea, todo el periodo para que se fueran cumpliendo las metas principales que se habían establecido. Pero las Naciones Unidas han quedado calladas, los mismos países que apoyaron estos acuerdos deberían de pronunciarse, porque no es una farsa, eso les dijo el señor Bukele, que todo fue una farsa”.
David Morales recuerda que “la lucha de las víctimas es por la verdad”, frente a los intentos de tergiversar la historia y no preservar la memoria.
“Más allá de las luchas judiciales, de las demandas a la Asamblea Legislativa, de los intentos por que se cumplan la sentencias o los informes internacionales, hay también una lucha porque la memoria se preserve y que no se impongan estas narrativas negacionistas con fines de manipulación, como las que impulsa el gobierno actual. Yo tengo la expectativa de que muy difícilmente la memoria pueda ser derrotada, es decir, ya es una lucha de muchas décadas de las víctimas, muy documentada en sus procesos judiciales y creo que es una lucha que estará muy activa y vigente en los próximos años en El Salvador”.
El 16 de enero de 2022, el presidente Bukele sancionó un decreto emitido por la Asamblea Legislativa con el que se conmemorará esta fecha como el “Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado”. “Con este decreto estamos haciendo justicia histórica, honrando a las víctimas de un conflicto armado que solo representó la muerte y dolor de cientos de miles de salvadoreños”, detalló el Mandatario.
Tres años antes, Bukele eliminó varias secretarías de la presidencia, algunas daban seguimiento a programas de reparación, ayuda económica y censo de las víctimas del conflicto armado.
Mientras Bukele busca “justicia histórica” negando la importancia de los Acuerdos de Paz e ignorando la historia, son las víctimas del conflicto memoria viva que camina, denuncia y alza la voz en el país de la eterna impunidad.