Panamá: un grito por la justicia ambiental y contra la minería metálica
Maldito País
noviembre 19, 2023
Panamá está en los ojos del mundo. Se ha unido al grito centroamericano contra la minería metálica. Tras la firma de una concesión por 20 años que el gobierno dio a la multinacional canadiense First Quantum Minerals Ltd., la población salió a las calles a exigir el cierre de la mina y una mayor protección de la naturaleza y las poblaciones más vulnerables. Estas protestas, que son las más grandes de las últimas décadas, han dejado 3 asesinatos y más de mil personas detenidas.
El contrato, sancionado por el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, el pasado 20 de octubre, busca reabrir la mina a cielo abierto más grande de Centroamérica. «El Gobierno nacional de Panamá y Minera Panamá S.A., afiliada local de First Quantum Minerals Ltd, se complacen en anunciar que han acordado el texto final del [nuevo] contrato de concesión que regirá las operaciones a largo plazo del Proyecto Cobre Panamá», expresaron las partes mediante un comunicado. Con este contrato, la mina puede extender su concesión a 20 años más.
El Gobierno de Panamá y Minera Panamá acuerdan el texto final del Contrato de Concesión para el proyecto #CobrePanamá pic.twitter.com/bug9awZryU
— Cobre Panamá (@Cobre_Panama) March 8, 2023
A la empresa minera se le otorgan “los derechos exclusivos para explorar, extraer, explotar, beneficiar, procesar, refinar, transportar, vender y comercializar el cobre”, en un área total de 12 mil 955.1 hectáreas en la provincia de Colón, a 240 km de la capital. Contempla “ingresos anuales” de 375 millones de dólares para el Estado, es decir, 10 veces más de lo que se percibía con el contrato anterior que data de 1997, año en que la concesión fue aprobada sin estudios de impacto ambiental.
Este acuerdo se debatió sin consulta de todos los sectores y a puerta cerrada, así lo denuncia Raisa Banfield, directora de la Fundación Panamá Sostenible. Ella comenta que fue hasta que la comisión de Economía y Comercio de la Asamblea Nacional aprobó que el debate se haga público, cuando se conocieron los detalles del documento. “Esto permitió que se abriera el debate y que llegara a través de los canales de la Asamblea a nivel nacional y la gente empezara a entender la gravedad y profundidad de lo que aquí se estaba empeñando. Vieron la barbarie de contrato que el Estado panameño estaba firmando con una empresa extranjera que, básicamente, les cedía parte del territorio nacional para hacer un enclave no sólo minero, sino eléctrico, de retención de agua, portuario, o sea, con todos los beneficios y una serie de y excepciones en pagos de impuestos, de dividendos y de cánones”.
Luego de varios días de marchas y cierres a nivel nacional, el 3 de noviembre, el presidente Cortizo sancionó la Ley de Moratoria Minera, que rechaza las solicitudes de concesiones mineras que, a la fecha, acumulaban aproximadamente 103. Asimismo, con dicha ley caducan 14 contratos vigentes con otras empresas mineras, ya que el art. 4 establece que ninguna concesión podrá ser renovada o prorrogada. La única vigente a la fecha es la concesión de First Quantum Minerals, que tiene una demanda de inconstitucionalidad admitida por la Corte Suprema en 2017 y de la cual se espera una decisión en los próximos meses.
Para Banfield, es importante que la Corte Suprema declare inconstitucional este contrato, “porque daría herramientas sólidas para la defensa del país en instancias internacionales”. Esto, previendo una demanda de la empresa contra el Estado Panameño, lo cual, para la activista ambiental, es inevitable.
“Lo que estamos buscando los panameños es encontrar la forma de demostrar su ilegitimidad también ante instancias internacionales para defendernos de una empresa que no solo nos ha saqueado y ha sacado oro y otros metales durante dos años sin pagar nada, so pretexto de que no tienen contrato, pero el pretexto de que no tienen contrato no ha impedido que sigan operaciones, porque ahí les sirve el pretexto de mantener los empleos y con ese juego han trabajado ilegalmente, incluyendo hoy donde hay un rechazo nacional porque la operación de ellos continua”.
Sin embargo, otras organizaciones siguen en las calles exigiendo al Estado la derogación de la ley 406, se declare o no inconstitucional. Una exigencia que se ha sumado al descontento social generalizado en este país.
La mina que impactará a la biodiversidad de toda una región
El Proyecto Cobre Panamá se encuentra sobre tres áreas protegidas: área de Uso Múltiple de Donoso, Parque Nacional General de División Omar Torrijos y Parque Nacional Santa Fe. Según la Evaluación Marco de Políticas Mineras de Panamá, realizado por el Foro Intergubernamental sobre Minería, Minerales, Metales y Desarrollo Sostenible (IGF por sus siglas en inglés), dentro de sus compromisos ambientales, la empresa prometió compensar económicamente al Estado por el daño ambiental. “Sin embargo, al día de hoy existen alegaciones de que no se está cumpliendo el plan de manejo forestal y que la empresa se encuentra en mora por más de PAB 11 millones para poder ejecutar los programas de remediación. La empresa alega estar haciendo la remediación directamente”, reza el estudio.
Estas áreas protegidas se encuentran dentro del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM), el cual concentra el 10% de la biodiversidad biológica y cultural del planeta. Está ubicado entre Centroamérica, México, República Dominicana y Colombia. El CBM se define como “el territorio conformado por áreas, paisajes y zonas de conectividad, ya sean terrestres, costeras o marinas, con alto valor de biodiversidad o bien de provisión de servicios ecosistémicos en Mesoamérica”, según cita el Cuaderno de trabajo de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
La iniciativa del CBM es también una agenda política, que busca comprometer a los Estados parte conservar áreas protegidas, manteniendo su diversidad biológica, reforestación de bosques, la conectividad con mecanismos de conservación entre tierras privadas y públicas, así como fortalecer los procesos de participación entre todos los sectores de la sociedad, especialmente las comunidades indígenas que viven en las áreas del Corredor.
Desde 1997, esta mina a cielo abierto ha causado graves impactos a la biodiversidad y al agua de la zona, aún cuando su actividad ha sido intermitente debido a los diversos procesos legales que han detenido su producción por períodos. Algunos reportes recientes datan de 2021, cuando la rotura de una tubería contaminó el río Pifá, donde se derramaron aguas con sedimento durante 15 minutos.
Las comunidades cercanas a la mina han denunciado graves niveles de contaminación en los ríos que ocupan para sus necesidades básicas y la falta de agua potable. Por ejemplo, en 2022, habitantes de la comunidad San Benito, a 5 Km de la mina, reportaron cambios de color en el río aledaño. Pese a las denuncias, el Ministerio de Medio Ambiente no realizó inspecciones.
Otros Informes del Ministerio de Medio Ambiente de Panamá revelaron que el Proyecto Cobre Panamá ha fallado en reforestar más de mil 300 hectáreas. Además, la minera mantiene la descarga de residuos del proceso a cuerpos de agua naturales sin permiso del Ministerio. Esto fue denunciado por el Movimiento Panamá Vale Más sin Minería, en 2022.
En total, son seis investigaciones en curso por posibles daños al medio ambiente, al patrimonio histórico y a la administración pública, los que acumula el proyecto Cobre Panamá, además de otras 11 denuncias, según una investigación de Bloomberg Línea. Sin embargo, Raisa Banfield afirma que existen más de 209 hallazgos de afectaciones y daños a la biodiversidad del país y que son de conocimiento del Ministerio de Medio Ambiente desde hace varios años. “Estos daños, la empresa siempre los va postergando y rechazando, diciendo ‘es tu palabra contra la mía’. Hay una multa de 11 millones de dólares interpuestos que la empresa no ha pagado y la negociación va por 8 millones y creo que terminará cuando quede en cero. Mientras tanto, ellos han hecho uso de 7 mil hectáreas de bosques que estuvieron fuera del área concesionada, para tirar sus aguas de descarga; se han hecho caminos, se adjudicaron un puerto en el Caribe, empezaron a construir su planta de fundición de metales, que no estaba en el contrato ni estudio”.
“En la naturaleza no hay fronteras”
Ante este panorama adverso para Panamá, la resistencia continúa en las calles con un rechazo rotundo a la minería metálica. Raisa Banfield asegura que su país no tiene la capacidad para sostener una industria tan invasiva con la naturaleza, en un territorio de 77 mil kilómetros cuadrados, más de 500 ríos, dos océanos, bosques con biodiversidad y especies únicas.
“Tenemos que transitar hacia no necesitar la minería metálica, pero la estamos convirtiendo en un objeto prioritario cuando, con el pretexto de producir energía limpia, el cobre es el elemento más valioso y con esa fachada verde, están destruyendo nuestros ecosistemas que son más valiosos que el cobre. Porque sin luz podemos vivir, pero sin agua no. Y aquí, una de las cosas que más nos está afectando es el agua, que es el recurso que más usan para el procesamiento del mineral”, expresó.
Por ello, la ambientalista pide al resto de países de la región, unirse al clamor del pueblo panameño, ya que comparten territorio, el corredor boscoso más importante del planeta y una conectividad biológica que se ve impactada con la minería metálica. Además, afirma que “en la naturaleza no hay fronteras”.
“El mensaje es: no nos dejen solos. Panamá es importante para la sostenibilidad ecológica del planeta y sobre todo en tiempos de cambio climático. Cuando lo que necesitamos es adaptar nuestra economía, a una economía más sostenible”.