
El vocabulario de la desigualdad en la migración: uso y contexto de la palabra expats
Maldito País
agosto 2, 2025
Las ciudades y pequeños pueblos latinoamericanos enfrentan problemas de gentrificación, pero estos procesos de cambios urbanos que tienden a desplazar a la población originaria de esas zonas y a incrementar los costos de la vivienda, también han provocado manifestaciones de las poblaciones citadinas. Actualmente, las más recientes y visibles son las “marchas contra la gentrificación” en la Ciudad de México, que empezaron el 4 de julio de 2025 y que hasta ahora se han realizado tres veces, siendo la última el 26 de julio a la cual acudieron alrededor de 200 personas.
En esta lucha, la palabra “gringo” ha sido una constante que resalta en algunos carteles, consignas y discusiones sobre el tema. Pero para conocer mejor a estos gringos, hay que nombrar y explicar “expatriado” (expat). La palabra expat es la manera en que se autonombran, generalmente, las personas migrantes e inmigrantes originarias de países como Estados Unidos y Europa, y son parte del debate sobre la gentrificación porque con estas personas el mercado inmobiliario justifica el aumento del costo de las rentas y ventas de viviendas.
En 2021, el New York Times reportaba el aumento de ciudadanos estadounidenses migrando a México debido a la incorporación del trabajo remoto en algunas empresas y por las restricciones que en Estados Unidos habían debido a la pandemia del COVID-19. Pero esto no cambió, sino que aumentó y actualmente viven 1 millón 182 mil 346 estadounidenses en México, según la Asociación de Estadounidenses Residentes en el Extranjero (AARO, por sus siglas en inglés).

La palabra expat en contexto
Es así como en los últimos tres años los titulares de noticias han puesto a los expats como “el rostro de la gentrificación”, sin embargo, el investigador colombiano Andrés Yánez Chavarriaga dice que se debe tener cuidado porque estas personas no son las únicas que gentrifican ciudades, ya que también lo hacen ciudadanos de los mismos países con mayor poder adquisitivo, pero considera que es un momento oportuno para colocar la palabra “expat” en contexto y discusión pública.
Yánez dicen que ser expat es un tipo de migración que goza de capitales y privilegios de movilidad internacional y de regulación migratoria. El término lo popularizó el escritor estadounidense Ernest Hemingway, ya que de esa manera se nombró en sus libros para relatar su vida y su entorno artístico en París y Cuba.
Pero en la actualidad, los Hemingway no necesariamente son estadounidenses y sus vidas no están rodeadas de arte y glamour. La mayoría son nómadas digitales o profesores de idiomas, cuya razón de “moverse” es voluntaria y búsqueda de “aventura”.
Pero Yánez, quien ha investigado la identidad y migraciones de personas expatriadas que han ejercido como profesores en Colombia, asegura que en la actualidad el término expat es más complejo. Esto es debido a los diferentes capitales que pueden constituir a una persona expatriada como la blancura, su país de origen, su capacidad de poder adquisitivo en los países de destino y la clase social a la que pertenece en su país de origen, explica.
En ese sentido, una persona expat -no necesariamente es originaria de Estados Unidos o de Europa-, puede ser originaria del sur global que pertenezca a una clase social media o alta y cuyo poder adquisitivo o estilo de vida mejoró a raíz de su migración. A pesar de que esto último puede estar relacionado a una situación económica las personas expats no se consideran “migrantes”, porque asocian esta palabra con una movilidad o desplazamiento forzado, sin embargo, esto no es del todo cierto, añade Yáñez. El investigador encontró que muchos migran a países como México y Colombia, porque en sus países de origen no pueden acceder al tipo de vivienda y consumo que tienen en los países de destino, donde su salario y moneda les permite un mejor estilo de vida.
Entonces, su migración también se encuentra vinculada a una situación económica. “Si bien la autodenominación de expat visibiliza un privilegio, pero al mismo tiempo invisibiliza la crisis económica que enfrentan países del norte global”, en la cual sus ciudadanos no puedan tener acceso a una vivienda y salarios dignos que les permitan vivir de acuerdo a los costos y al estilo de consumo que tienen países como Estados Unidos.
Contra la xenofobia
La palabra “gringo” tanto en los carteles, como en las consignas antigentrificación han sido acompañadas con “afuera” o “ Un México para los mexicanos”. Ante estos mensajes, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum dijo que una demanda, por más legítima que sea como es la de la lucha contra la gentrificación, no puede hacer un llamado a la expulsión de personas de otras nacionalidades. “México es un país abierto al mundo y no es discriminatorio; entonces no pueden justificarse las actitudes xenofóbicas”, dijo la Presidenta.
Actualmente las facilidades de movilidad, ingreso y residencia en México sí se encuentran diferenciadas y privilegiadas a favor de las personas que se autodenominan expats, en contraposición a la emergencia que viven las personas migrantes de escasos recursos, provenientes de distintas partes del mundo y que justamente van en tránsito hacia Estados Unidos.
Xenofobia, racismo, violencia institucional y exposición al crimen organizado son algunas de las mayores preocupaciones para estas personas. Por ejemplo, en marzo de 2023, 40 personas migrantes de Centroamérica y Venezuela murieron durante un incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez (norte de México) porque no fueron auxiliados mientras se encontraban privados de su libertad sin haber cometido ningún delito.
Un crimen que al día de hoy continúa en la impunidad, a pesar de muchos esfuerzos por alcanzar la justicia. Lo problemático es que mientras los «expats» gozan de distintos beneficios debido a todo su capital simbólico, hay otro grupo de personas, cuyas vidas son puestas en peligro por la aplicación de políticas antimigratorias que priorizan el control y la criminalización.
