Entrevista con Hugo Cedeño: “La revolución sandinista estaba condenada al fracaso”

noviembre 12, 2021

11 min

​Hablamos con Hugo Cedeño, sociólogo, escritor y militante internacionalista de República Dominicana, quien fue segundo al mando de la Brigada Gregorio Urbano Gilbert en la Campaña Nacional de Alfabetización de Nicaragua.

¿Cómo empezó tu vinculación con Nicaragua?

En mi caso, ya militaba en una organización de izquierda (Movimiento Por el Socialismo) que reivindicaba la solidaridad con el pueblo de Nicaragua contra el somocismo. Con El Salvador, Guatemala, Panamá, Puerto Rico, Haití y otros, dentro de una concepción nacionalista y antiimperialista. Antes que la revolución se consumara, participaba en los Comités de Solidaridad con Nicaragua junto a decenas de activistas de todos los grupos que se reclamaban de izquierda y democráticos. 

Ahí fue creciendo mi simpatía por la lucha del pueblo de Sandino y se elevó mi compromiso solidario. Luego conocí el papel desarrollado por el insigne  Gregorio Urbano Gilbert en la lucha junto a Sandino y con anterioridad el de Máximo Gómez junto a José Martí en relación a Cuba. En ese orden, integramos la Brigada sobre la idea levantada por el FSLN de que “Se está educando bajo la concepción científica del mundo y la sociedad para la formación del hombre nuevo con cualidades políticas y morales revolucionarias”. (El FSLN vanguardia de la Revolución Popular Sandinista. Colección política MINT). 

Entre todos los y las brigadistas votamos democráticamente honrar la memoria de Gregorio Urbano Gilbert poniendo su nombre a la brigada dominicana de alfabetizadores en la Campaña. 

¿Cuándo estabas en Nicaragua viste alguna manifestación en el FSLN o Daniel Ortega que apuntara a la posterior deriva?

Cuando ingresé a la Liga Internacional de los Trabajadores, pude conocer que el FSLN había apresado, reprimido y expulsado a la Brigada Simón Bolívar, con el apoyo de la Internacional Socialista, el grueso de las Direcciones de izquierda, la burguesía y sectores de la corriente trotskista que dirigía Mandel.

También agredieron al Frente Obrero y Partido Socialista de Nicaragua por dirigir su trabajo hacia la organización sindical de la clase obrera. El FSLN disciplinó a las agrupaciones obreras, juveniles, campesinas, sociales y femeninas bajo el criterio de que con el triunfo de la revolución sus aspiraciones y objetivos se estaban logrado.

10 años después regresé a Nicaragua invitado por el PRT, de la Liga Internacional de los Trabajadores, luego de una década de ausencia. El FSLN había perdido las elecciones. Sectores de izquierda del continente y el mundo, junto con la propia dirección del FSLN, no entendían por qué Violeta Chamorro había ganado.

Al visitar a los campesinos donde alfabeticé entendí las causas. Importantes sectores del movimiento de masas habían roto con Daniel Ortega y la dirección del FSLN.  Incluso muchos de los que habitaban viviendas que exhibían la bandera roja y negra por temor a represión votaron contra Ortega. Pero esa burguesía nicaragüense en la que confiaron sectores de masas aprovechó el poder para hacer más ricos a los millonarios de siempre. 

Frente a tal situación vuelve al gobierno de Daniel Ortega en 2007 para quedarse en la presidencia mediante la reelección permanente. Sus años de gobierno pasan sin pena ni gloria. El pueblo de Nicaragua pierde las esperanzas y cientos de miles de jóvenes abandonan el país ya sea para Miami o Costa Rica y otros tantos llegan a las principales ciudades desde el campo para “buscársela como pueda”.

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¿Qué pensas de lo que está haciendo hoy Daniel Ortega en Nicaragua?

Como militante revolucionario socialista estoy absolutamente en desacuerdo con el derrotero por el que Daniel Ortega y los principales dirigentes del FSLN llevan a Nicaragua. La revolución sandinista estaba condenada al fracaso. El problema de Dirección realmente revolucionaria es lo que explica el retroceso que padece.

La Dirección del FSLN, que tuvo el honor de conducir la lucha armada contra Somoza, también puso límites al proceso. Más que llevarlo hasta sus últimas consecuencias, se dedicó, junto a sectores de la burguesía de Nicaragua, la Internacional Socialista de Peña Gómez, Felipe Gonzales, Mitterrand, Olof Palme, Willy Brand, Torrijos, Carlos Andrés Pérez, Fidel Castro y sus seguidores, para que no tomaran medidas socialistas parecidas a las de Cuba.

En los años siguientes, hubo distintos pactos internacionales como los de Contadora, Esquipulas, donde se hizo hasta lo imposible por conducir la revolución sandinista hacia los senderos del régimen democrático burgués, recomponiendo el Estado y sobre todo el aparato militar que había sido destruido por las masas armadas y movilizadas.

La Dirección del FSLN no solamente firmó tales acuerdos, sino que los alabó. Lo criticable no es que estamparan su firma, las direcciones políticas y sindicales tienen derecho a firmar lo que quieran. Pero no agradecer a quienes llevaron la revolución a la guillotina. Es cierto que el gobierno imperialista yanqui y sus tropas de mercenarios asediaban al proceso revolucionario, pero hubo otras revoluciones tan cercadas como Nicaragua, que apoyándose en la solidaridad internacional y la resistencia interna, lograron mantenerse. Y en caso de que sus Direcciones se vieran compelidas a retroceder en algunas medidas políticas y/o económicas, lo que siempre es posible, debieron acudir a las organizaciones de las masas para discutir democráticamente cómo enfrentar el cerco de la contrarrevolución y llamar a la solidaridad internacional contra las agresiones.

¿Cuál sería tu mensaje para aquellos internacionalistas que todavía apoyan al FSLN de manera romántica?

Hay miles de jóvenes honestos que aún apoyan al FSLN y su gobierno a pesar del desastre cometido. Es un nivel de consciencia que debemos entender. Así son educados por sus direcciones políticas. Ellas son las culpables de esa situación.

De igual manera, las mismas, actúan frente a Maduro, Correa, Lula, Peronistas, Castros, Evo, López Obrador, Iglesias, de PODEMOS, y otros dirigentes y gobiernos que se auto titulan “progresistas”. Esas direcciones reformistas y traidoras llaman a sus militantes a entregarse en “cuerpo y alma” a ese tipo régimen político y lo lamentable es que lo hacen a nombre de la revolución.

A la pléyade de jóvenes confundidos podemos llamarlos “románticos». Pero sus dirigentes no lo son. Saben perfectamente lo que hacen.

Se subordinan a los “gobiernos y dirigentes progresistas” sobre la base de “eso es lo que hay” ideologizando a miles de militantes que verdaderamente creen en la revolución y los mantienen atados a tales aparatos como la hiedra a la pared.

Mi mensaje a los y las que practican la solidaridad desinteresada sería a no confiar en esas direcciones, sino que trabajen con ahínco para crear sus propias organizaciones basadas en un programa de independencia de clases, con un régimen interno democrático, el método de la movilización y la solidaridad con todos los pueblos y sectores en lucha de cada país y el mundo buscando que la misma sirva para fortalecer y consolidar cada triunfo.