A UN AÑO DE GOBIERNO DE RODRIGO CHAVES: ‘Unirnos los diferentes para combatir a los antagónicos’
Maldito País
mayo 8, 2023
Previo a cumplir su primer año de gestión, el gobierno de Rodrigo Chaves en Costa Rica vivió un hito en su amplio historial de movilizaciones callejeras, el malestar social llegó a tal nivel de descontento que hasta las fuerzas policiales se lanzaron a las calles a luchar por sus derechos.
El diputado Antonio Ortega, jefe de fracción del partido de oposición Frente Amplio durante el período 2022-2023 realiza un balance sobre este polémico año de gobierno y lo que se avecina para el país centroamericano.
Jochi Minh: ¿Cuál es tu opinión sobre el primer año de gobierno de Rodrigo Chaves?
Antonio Ortega: El primer año de gobierno de Rodrigo Chaves profundiza el deterioro de la institucionalidad costarricense, así como el detrimento al financiamiento de programas sociales. Acompañado de un discurso mesiánico de hombre fuerte que puede resolver las cosas de manera mágica, narrativa que ha quedado tristemente reflejada en los diferentes fallos de la Sala Constitucional, de la Contraloría, de la Procuraduría y de otros organismos que le han señalado que no se pueden hacer las cosas de esta forma. Aunado además a una carrera por pagar favores de campaña: los importadores de arroz, los autobuseros, los grupos ligados a Calixto Chaves, quien es uno de sus principales financistas (y quien pretende la concesión del puerto de Caldera) han sido favorecidos por el gobierno. En el servicio exterior se nota una piñata de puestos a cambio de alianzas políticas, sobre todo con el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Algunas de sus promesas de campaña fueron enfrentarse a las elites económicas y a la corrupción. Sin embargo, Chaves ha llevado a cabo políticas que han conducido al país a un escenario en donde el costo de la vida es más alto y la violencia se ha duplicado. Su respuesta a los posicionamientos sobre estos temas es violenta e irrespetuosa para con otros actores políticos, instituciones, con la constitucionalidad y con la propia vida democrática. Señalamos prácticas de manual dignas de un populista de derechas, apoyándose en noticias falsas y posverdades. Actualmente existe una investigación sobre el financiamiento de su campaña política, en donde además se inscribe la evidencia de que desde Casa Presidencial y algunos ministerios se contrató a trolles para atacar a la oposición y de esta forma volcar la opinión pública de un lado para otro.
Jochi Minh: Desde el inicio de este gobierno distintos sectores se han manifestado en oposición a sus políticas, así fue el caso de la defensa por el presupuesto de las universidades públicas, recientemente una marcha en apoyo al agro, y hace unas semanas una corta huelga de policías abogando por sus derechos laborales. ¿Cuáles son otros sectores que se suman a este descontento? y ¿Por qué estas fuerzas no logran articularse en un movimiento social capaz de convocar a una movilización conjunta frente al descontento generalizado?
Antonio Ortega: El presidente Chaves se refirió con desprecio a la pasada marcha en apoyo al agro, llamándola marcha chop suey debido al apoyo que recibió de diversos sectores de la sociedad, como lo fueron sindicatos del agro, estudiantes y otros grupos sociales en solidaridad con el movimiento. Considero que esta manifestación fue el arranque de una incipiente y posible unidad. Se suman además las personas que están viviendo en carne propia los recortes a programas sociales, específicamente los relacionados con temas de vivienda. Otros sectores que se han movilizado son el movimiento feminista que ha sido uno de los más fuertes y pujantes de los últimos años en Costa Rica y los movimientos indígenas, quienes han puesto sobre la mesa que este gobierno no ha resuelto ninguna de las ya antiguas y urgentes problemáticas que afectan sus territorios.
Con respecto a la posibilidad de la articulación de las diversas fuerzas sociales, considero que los movimientos y la ciudadanía se han visto afectadas durante los últimos años por distintas razones, por ejemplo, durante el gobierno de Luis Guillermo Solís, del Partido Acción Ciudadana (2014-2018), se entregaron puestos a personas aliadas de los movimientos sociales, lo que hizo que se le diera el beneficio de la duda y en consecuencia un grado de complacencia con su gestión. Durante dicho gobierno se lideraron reformas neoliberales y conservadoras desde el punto de vista económico. También creo que la huelga contra el combo fiscal durante el año 2018 reventó al movimiento social, tanto a lo interno de las organizaciones como sobre la opinión externa hacia las mismas.
Durante la gestión de Solís se aprobó lo que considero que es una de las más graves estocadas contra la propia historia costarricense, que es la Ley Anti-Huelgas. En aquel momento, el presidente de la Asamblea legislativa, Carlos Ricardo Benavides del Partido Liberación Nacional y representante de los sectores más neoliberales, impulsó con el beneplácito del oficialismo esta ley que es básicamente un golpe a la libertad de la población a manifestarse. Algunas de las principales causas por las que la Ley Anti Huelgas resulta tan nociva son las siguientes:
Amplía el criterio de lo que se comprende por servicios esenciales; sabemos que el derecho a huelga para personas trabajadoras de un sector como la salud tiene mayores restricciones por su relación directa con el resguardo de la vida, sin embargo, la ley amplía esta categoría a servicios que no necesariamente cumplen con estas características, provocando que los sectores inscritos dentro de este nuevo marco tengan mayores restricciones para manifestarse.
Limita la posibilidad de manifestarse únicamente a las personas trabajadoras de las instituciones en donde están ocurriendo las reformas o situaciones que ameritan el derecho a huelga, por ejemplo, si se está dando un proceso dentro del Instituto Costarricense de Electricidad, las únicas personas que pueden manifestarse son los trabajadores de dicha institución, imposibilitando a otros sectores a sumarse a la protesta aunque las reformas en discusión sean de carácter nacional o por el mero compromiso cívico y de defensa de una institucionalidad que es de todas y todos. Esto ha generado un temor a manifestarse.
Posteriormente, gracias al contexto electoral del año 2018 en donde el candidato del oficialismo Carlos Alvarado se enfrentó en segunda ronda al pastor evangélico Fabricio Alvarado, abanderado de discursos de odio y apologista de la homofobia, el oficialismo se posiciona como una opción progresista, recibiendo una acogida y un grado de credibilidad por parte de algunos sectores como el de la diversidad sexual. Sin embargo, al final de su gestión, de forma vergonzosa, Alvarado negoció con los sectores ultraconservadores la inclusión de la objeción de conciencia dentro de la Ley de empleo público. La objeción de conciencia consiste en que una persona trabajadora pública pueda no participar de una capacitación si considera que esta violenta su fe o su conciencia; lo que sucede es que además de hacer un uso perverso de lo que significa la objeción de conciencia y de cómo nace en la humanidad, la reforma que lograron es tan ambigua que consigue que una persona pueda negarse a asistir a actividades de equidad, igualdad, lucha contra la violencia política, de lucha contra homofobia o el racismo. Eso abre un portillo para el deterioro de la atención dentro de los servicios públicos y para que se profundice la discriminación. Todo esto pasó durante la gestión de Carlos Alvarado, con esto quiero recalcar en el porqué de que una alianza dentro de sectores populares se dé de forma más lenta. Recapitulando los golpes recientes: combo fiscal, desilusión por el PAC, la Ley Anti-Huelgas y la inclusión de la ya mencionada objeción de conciencia en la Ley de empleo público. Su gobierno da continuidad a las políticas neoliberales, las cuales van en aumento y con un tufo autoritario.
Jochi Minh: Rodrigo Chaves ha dado paso atrás cuando a sus políticas se les responde con movilizaciones populares, como lo fueron las jornadas en defensa de la educación pública y recientemente el caso de la huelga de policías ¿La articulación de un movimiento social organizado podría frenar el avance de estas políticas o esto abriría la puerta a un escenario represivo contra la protesta callejera?
Antonio Ortega: En honor a la verdad, durante esta gestión no se ha utilizado la violencia policial represiva como sí lo han hecho otros gobiernos; refiriéndonos a este primer año. No descarto que eventualmente lo vayan a hacer. Si lo hiciera no sería contradictorio con sus formas, su estética y su ímpetu, no sería una sorpresa, lo cierto es que, por el momento, no lo ha hecho.
Con respecto a los antecedentes en los que ha desistido de llevar a cabo propuestas nocivas para el país, al ser un gobierno muy pendiente de su popularidad y con vasto desconocimiento del aparato público, considero que han dado paso atrás en pulsos que saben que pueden perder, por ejemplo, la movilización colosal en defensa del presupuesto para las universidades públicas y, en menor medida, la huelga de la Policía, que es un grupo medular de la institucionalidad. Existe un sentido de oportunidad con respecto a las luchas; a pesar de representar el estilo de la masculinidad desde un punto de vista hegemónico, no se ha ido de frente contra movimientos como el feminista, que también tiene una capacidad de movilización enorme y más allá de sus alianzas con sectores extremadamente conservadores, no podríamos afirmar que, de momento, haya atacado a sectores como el de la diversidad sexual. Entonces, en lo público hay un cálculo sobre cuáles peleas dar, pero por debajo se establecen alianzas para contra reformar avances en materia de derechos humanos. Tendremos que estar atentos a los próximos meses de su gestión.
Jochi Minh: Desde algunos sectores se inscribe al gobierno de Rodrigo Chaves dentro de un fenómeno regional, apelando a similitudes con el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, a la cercanía que ha sostenido con el régimen dictatorial en Nicaragua y a las recientes reformas a las políticas migratorias emitidas vía decreto. ¿Cuál sería tu análisis sobre estas comparaciones?
Antonio Ortega: El uso de noticias falsas, privilegiar el relato sobre los datos, atacar la institucionalidad, implementar discursos viscerales desde el desconocimiento de la gestión pública y el lobby anti-ciencia, son algunos denominadores en común con los autoritarismos mencionados. Sería iluso pensar que dichas similitudes no tienen nada que ver con lo que sucede en El Salvador o lo que sucedió en Brasil con el gobierno bolsonarista. Por lo general estos movimientos se nutren de una solidaridad entre países; decíamos que Trump fundó ¨La internacional del odio¨ al decir barbaridades en público las cuales impactaron a sectores progresistas que jamás apostaron por el triunfo de este tipo de discursos y que se reproducen en personajes locales como el diputado cristiano Fabricio Alvarado o el mismo Rodrigo Chaves. Es ingenuo pensar en que este tipo de discursos no encuentran cabida dentro de la población, por el contrario, crecen en sectores históricamente abandonados.
Jochi Minh: Pertenecés a una bancada más que de oposición, de resistencia, abogando desde cada una de sus curules por los derechos de sectores marginalizados ¿qué escenario visualizás para su gestión y en general para las izquierdas en el país? De cara a las realidades en algunos países del sur como Brasil o Colombia ¿hay lugar para pensar que en Costa Rica la izquierda tiene posibilidades de gobernar?
Antonio Ortega: Este país le debe mucho a la izquierda, está en nuestra historia; poseemos un sentido fundado en la institucionalidad que nace gracias a pactos en donde la izquierda es medular: el Código de trabajo, las Garantías sociales, la seguridad social, entre otras. Esto ha generado que hablar de un gobierno de izquierda en Costa Rica no sea hablar en otro idioma, aquí se viven y se han vivido realidades muy diferentes al resto de la región (para bien) gracias a reformas que fueron impulsadas desde un carácter socialista. Tenemos enormes retos que dar a lo interno, sin embargo, gracias a nuestra gestión genuina, responsable y beligerante nos acercamos a ser una necesaria opción para gobernar. Una encuesta reciente del CIEP-UCR* demuestra que cada vez más personas se sienten contentas con el trabajo que hemos realizado desde nuestra tarea legislativa. No es una tarea solitaria, es urgente la suma de diversos sectores como lo son la social democracia y el social cristianismo en sus sentidos más fundacionales, así como la suma de otras izquierdas. Un gobierno como el de Rodrigo Chaves en donde la población está cada vez más empobrecida y la base democrática de nuestro país está en riesgo, nos presiona a articularnos. Como decía Lula ¨unirnos los diferentes para combatir a los antagónicos¨.
* Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica
Jochi Minh: ¿Qué mensaje dejarías para las personas que nos leen?
Antonio Ortega: Son tiempos adversos en donde las múltiples violencias que enfrentamos nos convocan a meterle el acelerador al cariño y la solidaridad. El miedo inmoviliza, pero cuando logramos perderlo, avanzamos más, esa es la clave de los procesos transformadores. Quieren que nos separemos, es necesario responder a ese mandato desde el tejer nuestros afectos, relaciones y lazos de resistencia, sin necesidad de una afinidad absoluta. Más allá de las carencias con las que podamos encontrarnos, debemos contagiarnos y contagiar de esa mística catalizadora y movilizarnos, como decía José Merino, desde nuestro conocimiento acumulado.