El presidente de El Salvador ha ofrecido apoyo en materia de seguridad a diversos países del continente que enfrentan situaciones de inseguridad y violencia. El “método salvadoreño”ha reducido de forma drástica los índices de homicidios, pero también se ha llevó de paso a más de 3 mil personas que denuncian detenciones arbitrarias, torturas, muertes dentro de las cárceles y otras consecuencias para llegar a ser, según el gobierno, “el país más seguro del hemisferio occidental”.
El Salvador llega a los 33 años de la firma de los Acuerdos de Paz con dos personas clave en esta negociación acusadas de diversos delitos. Uno de ellos detenido por actos de terrorismo y rebelión; otro, apeló recientemente una órden de captura por “encubrimiento personal” de los imputados en la masacre de El Mozote. Mientras esto sucede, miles de víctimas de violaciones a Derechos Humanos y de crímenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto armado, continúan demandando verdad, justicia y reparación a un Estado que, a juicio de organizaciones sociales, ha institucionalizado la impunidad. ¿Es la justicia por los delitos del conflicto una prioridad para el gobierno o una excusa para la venganza política?
Denuncias en redes sociales y a medios de comunicación de ex trabajadores del ministerio, relatan que van alrededor de 1 200 personas despedidas, sumando a las y los trabajadores de las Casas de la Cultura. Al cierre de este reportaje, la única cifra oficial son los 300 anunciados en el tuit de Bukele.
De las 51 personas que han ocupado la silla presidencial en los países centroamericanos entre 1990 y 2024, 19 han sido cuestionados por los sistemas judiciales, debido a presuntos actos ilícitos vinculados a su ejercicio presidencial o a hechos posteriores
Diez defensores ambientales han sido asesinados en Honduras en 2023, mostrando impunidad y falta de protección. La lucha por la tierra y los recursos comunes es un factor común en estos casos.
Tamara y Grethel son dos madres que jamás imaginaron ir todos los días al Chipote para llevar comida a sus hijos encarcelados por la dictadura de Ortega. Lo que tampoco imaginaron fue toda la solidaridad que recibieron en medio de su tragedia y lo importante que esta sería para conseguir la libertad de sus hijos.