Centroamérica en emergencia por lluvias, una vez más

Maldito País

junio 24, 2024

Centroamérica está bajo fuertes tormentas desde la segunda semana del mes de junio. Una situación que, año con año, devela la vulnerabilidad, inestabilidad y precarización del territorio, y de las grandes mayorías que viven en graves condiciones de pobreza y desigualdad

Centroamérica está bajo fuertes tormentas desde la segunda semana del mes de junio. Una situación que, año con año, devela la vulnerabilidad, inestabilidad y precarización del territorio, y de las grandes mayorías que viven en graves condiciones de pobreza y desigualdad, pese a que sus gobiernos (también año con año) prometen nuevas y novedosas acciones para resolver la emergencia, más no las condiciones estructurales que causan desastres.  Todos los países de la región activaron varios niveles de alerta ante las fuertes lluvias que han dejado inundaciones, crecidas repentinas de ríos, heridos y personas fallecidas.

En este contexto, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) emitió un aviso para el Atlántico sobre el “Potencial Ciclón Tropical Uno”, que afectará a México, Texas y Centroamérica (El Salvador y Honduras). Según el NHC, el ciclón afectará grandes regiones de Centroamérica como el noreste de México y el sur de Texas. Agregó que es probable la condición de tormenta tropical a partir del miércoles sobre México y la costa de Texas. La vigilancia de tormenta tropical permanece vigente.

El Salvador, Honduras y Guatemala los más afectados

En Guatemala, las intensas lluvias han desencadenado una serie de emergencias en diversas regiones, provocando inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, afectando gravemente a comunidades vulnerables. En varios departamentos se reportan múltiples deslizamientos de tierra que han bloqueado carreteras principales, dejando a varias aldeas incomunicadas. Equipos de rescate y personal de emergencia han sido desplegados para asistir a los residentes atrapados y evaluar los daños. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) registra en su página web 1 865 504 personas afectadas, 1,528 damnificadas y más de 5 mil personas evacuadas de sus hogares.

Por su parte, en Honduras, las inundaciones han dejado varias viviendas bajo el agua y obligado a muchas familias a abandonar sus hogares en busca de refugio seguro. La Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales de Honduras detalló en un comunicado que 1 590 personas, que integran 358 familias, resultaron afectadas por las lluvias, además de 168 personas damnificadas y 95 evacuadas, así como 25 viviendas dañadas en varias regiones del país.

En medio de la emergencia, el Gobierno de Honduras tomó acciones de contingencia al tiempo que realizó cambios en su gabinete. La presidenta Xiomara Castro nombró al Vice Almirante José Jorge Fortín como Secretario de Estado en el Despacho de Gestión de Riesgos y Contingencias, COPECO, en sustitución de Darío García.

En El Salvador, la Asamblea Legislativa declaró Estado de Emergencia Nacional debido a las intensas lluvias que han dejado un saldo de 19 personas fallecidas (algunas a causa de deslaves) y 2 582 personas albergadas. La situación ha provocado evacuaciones masivas y múltiples afectaciones a comunidades vulnerables. La costa y la zona Occidental han sido de las más afectadas, provocando desborde de ríos, deslizamientos, deslaves y derrumbes en diferentes puntos.  El Gobierno de El Salvador, a través de su Sistema Nacional de Protección Civil (PROCIVIL), ha activado planes de contingencia. Los impactos se han visto también en la agricultura, provocando pérdida de cosechas. 

Otros países que tomaron acciones de prevención y contingencia fueron Nicaragua, Costa Rica y Panamá. El Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (SINAPRED) de Nicaragua ha estado lanzando avisos durante las últimas horas para que la población acate las recomendaciones, sin embargo, no existen datos oficiales sobre las afectaciones. En Panamá, el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) elevó la alerta amarilla en 6 provincias y una comarca, un nivel que implica que el «riesgo aumenta y es inminente la emergencia».

Las lluvias develan la desigualdad en Centroamérica

Que la región Centroamericana reciba fenómenos meteorológicos como temporales, huracanes o tormentas tropicales no es nuevo. Sucede cada año y, constantemente, ponen de manifiesto la situación de vulnerabilidad y deterioro en el que se encuentran los bienes naturales, y la desigualdad en la que vive la población. 

Año con año, la más impactadas por los fenómenos naturales -cada vez más intensos debido al cambio climático- son las comunidades más precarizadas, es la población que habita donde puede, porque no tiene acceso a una vivienda digna, que se dedica al campo y que ve perdidas sus cosechas debido a la crecida de ríos o los oleajes fuertes. Siendo las mujeres las que están en primera línea de los impactos debido a desastres. 

Este año la intensidad de las lluvias y de los impactos en la región es consecuencia de la crisis climática que se vive a nivel mundial, a la que ambientalistas y personas defensoras exigen políticas  desde los Estados tanto para enfrentar los riesgos como para evitar que la crisis se siga profundizando: reducir los plásticos de un solo uso, reducción de gases de efecto invernadero, disminución uso de combustibles fósiles, una mayor regulación a las grandes empresas que contaminan, depredan y destruyen la naturaleza. 

Mientras países como El Salvador sigan entregando al mejor postor permisos ambientales, como los más de 5 mil que ha entregado la gestión de Nayib Bukele, o se continúen autorizando la extracción de metales y explotación de mantos acuíferos, como el caso de Nicaragua que ha entregado más de un tercio del territorio a empresas mineras, o Guatemala y Honduras, que mantienen varios proyectos mineros e hidroeléctricos activos. Mientras se criminalice la labor de las personas defensoras del territorio, que construyen alternativas para prevenir desastres y, como la naturaleza, se defienden ante las amenazas, no podremos continuar el camino hacia la prevención de desastres y la construcción de un ambiente digno para todos y todas. 

La prevención del riesgo, afirman las organizaciones, debe realizarse en conjunto con colectivos, ONG, cooperación y población en general, con quienes se pueden evaluar los daños y dar soluciones a las necesidades de la población, desde un enfoque de derechos humanos y de género.