Claudia González, la nueva víctima del Ministerio Público de Guatemala

Maldito País

agosto 29, 2023

Como en las viejas estrategias de las dictaduras latinoamericanas, el Ministerio Público de Guatemala, dirigido por la cuestionada Consuelo Porras, capturó el 28 de agosto a la abogada Claudia González, quien lleva más de diez casos de criminalización de fiscales que combatieron la corrupción; entre sus defendidos están los exfiscales Juan Francisco Sandoval y Virginia Laparra, condenada y declarada presa de conciencia por Amnistía Internacional. 

Al estilo de Daniel Ortega, cuando ha arreciado la crítica internacional y nacional contra Consuelo Porras por querer interferir en las elecciones inventándose casos contra el partido Semilla que ganó la presidencia, la fiscalía vuelve a activar la criminalización contra operadores de justicia y detiene a la principal abogada que también trabajó en la CICIG, llevando casos de alto impacto contra funcionarios y empresarios corruptos. La entereza de Claudia González la llevó a la prisión, a donde ha ido miles de veces a visitar a Virgina Laparra, quien se encuentra detenida desde febrero de 2022. La población debe acuerparla pues se trata de un hecho arbitrario con el único fin de castigar el libre ejercicio de la abogacía, violar los estamentos más básicos de un Estado de derecho. Toda nuestra solidaridad con Claudia quien es víctima de una venganza espuria.  

El proceso en su contra se deriva de una denuncia de la magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Blanca Stalling, quien tiene un pasado de película: aliada a los militares y amiga de la fiscal general, lideró la Defensa Pública Penal otorgando plazas a diputados y aliados, de hecho le aplaudían cuando ingresaba al Congreso, y ellos mismos la eligieron en la Corte Suprema. En 2015 fue capturado su hijo, Otto Molina Stalling por un caso de defraudación en el Seguro Social y ella, para ayudarlo, citó al juez Carlos Ruano a su oficina y le pidió que le diera una medida sustitutiva. Ruano grabó esa conversación y realizó la denuncia por tráfico de influencias y con ello, Stalling terminó en la cárcel luego de que sus compañeros de corte y los mismos diputados le retiraran la inmunidad. Pero no se dejó detener fácilmente, huyó, usó peluca y pistola y así, disfrazada y con el arma de fuera, fue aprehendida por la policía.

Ella jamás perdonó esa afrenta y cuando las cosas se revirtieron y expulsaron a la CICIG y la impunidad volvió a reinar, Stalling fue liberada por un juez sancionado por Estados Unidos, regresó triunfalmente a la Corte Suprema, al puesto del cual había sustituida, cobró salarios caídos y se ensañó contra los responsables de que hubiera enfrentado la justicia alegando anomalías en las investigaciones. El juez Ruano está próximo a perder la inmunidad y Claudia González fue una de las que participó en su investigación. La insensatez es tal que se le acusa del delito de abuso de autoridad, que solamente pueden cometer los funcionarios públicos; González al trabajar en la CICIG, un ente internacional, jamás tuvo la calidad de funcionaria.  

Pero el trasfondo de su detención obedece a que el Ministerio Público, débil, cuando ciertos actores del sector privado se han alejado, quiere dar una muestra de fuerza: decir que la criminalización y la defensa del régimen corrupto está aún viva. Además, deja sin defensa legal a decenas de fiscales criminalizados y mete miedo en la sociedad. Por otro lado, al hacerle un guiño a la magistrada Blanca Stalling, Consuelo Porras le recuerda a la Corte Suprema esas lealtades añejas en caso de que el MP quiera presentar alguna solicitud de antejuicio contra Bernardo Arévalo, presidente electo, u otra persona de su partido, el Movimiento Semilla. 

El Ministerio Público sigue inventándose casos contra quienes lideraron pesquisas contra redes criminales y opositores para impedir que Arévalo sea el próximo presidente de Guatemala. Las manifestaciones en las calles contra Porras se han mantenido desde julio, cuando presentó un caso contra dos miembros de Semilla acusados de recolectar firmas falsas justo el día que certificaron los resultados de primera vuelta. Pero los palazos al aire cada vez son más descarados por parte de Porras y eso le ha hecho perder algunos amigos; su estancia en la fiscalía cada vez incomoda más. La presión popular debe aumentar así como las críticas internacionales: Consuelo Porras ha violado muchas normas y el pedido de renuncia es cada vez más explícito. Para lograr tener democracia, Porras debe renunciar.