Migración en Centroamérica 2025:  el “puente humanitario” del que sus propios habitantes huyen

Maldito País

diciembre 20, 2025

El 2025 fue uno de los años más complejos en materia de migración, porque fue un gran retroceso de las conquistas alcanzadas a favor de las personas migrantes que cruzan los corredores migratorios de esta región. En esta sección recogemos historias, datos y análisis críticos sobre este periodo crucial para quienes seguimos de cerca lo que ocurre en nuestras fronteras, territorios y comunidades transnacionales.

El aumento de la migración de personas del sur de América Latina, el Caribe y otros continentes como Asia y África hizo que Centroamérica se convirtiera en un corredor migratorio y por consecuencia poco a poco se fue convirtiendo en otra frontera externa de Estados Unidos (EE.UU.): una frontera vertical que controla y contiene con políticas de cooperación que criminalizan y securitizan la migración, y 2025 fue la consolidación de este régimen de externalización de fronteras al cual llamaron “puente humanitario”. Un puente del que sus propios habitantes quieren huir. 

El 20 de enero de 2025, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, las políticas relacionadas a la migración en Centroamérica cambiaron y se convirtieron en el nuevo régimen de cooperación bilateral con EE.UU.: en la moneda de cambio para la negociación. Con ello surgieron estrategias llamadas “Puente humanitario”  y “Operación cinturón de fuego”. 

A lo largo del 2025, en Maldita Frontera  documentamos  y explicamos el impacto de  estas dinámicas de cooperación y políticas de deportación y securitización de la migración implementadas en territorio centroamericano. Asímismo nos aproximamos a las resistencias de las personas inmigrantes y  sus hijos e hijas para defender los derechos de su comunidad en Estados Unidos, desde las protestas en California en contra de las redadas del ICE, hasta la imparable y constante lucha de las personas hondureñas por mantener vigente el TPS. 

La nueva cooperación

En medio de amenazas de intervención e incremento de aranceles Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Honduras fueron el brazo ejecutor de Estados Unidos para deportar personas originarias de Venezuela, Colombia, Haití, República Dominicana, China  India, Irán, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Turquía, Uzbekistán y Vietnam. Estos hechos quedaron plasmados a través de fotografías de personas deportadas retenidas en hoteles en Panamá o con albergues donados para recibir personas refugiadas utilizados por Costa Rica para aplicar la política de Tercer País Seguro de Estados Unidos. 

Por su parte, El Salvador fue el que aplicó el brazo que criminaliza la deportación para encarcelar y criminalizar a personas migrantes venezolanas y salvadoreñas, en su mayoría hombres, sin ningún récord criminal y juicio penal. Esta acción conjunta entre el gobierno autoritario de Nayib Bukele y Trump tuvo como consecuencia la desaparición forzada de 252 personas por cuatro meses en la cárcel llamada Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).

Por su parte Guatemala hizo un despliegue militar por todas las zonas fronterizas que ese país comparte con El Salvador, Honduras (al oriente)  y con México (al occidente). También fue el país que más cooperó con Estados Unidos en el intento  de deportación de cientos de niños, niñas y adolescentes guatemaltecos, plan que fue detenido por el sistema judicial estadounidense. 

Los que huyen del puente

Sin duda la cooperación de Centroamérica para la política de deportación y el endurecimiento de las políticas antimigratorias de Trump reconfiguraron los movimientos migratorios: hubo una disminución en la cantidad de personas en tránsito y los destinos también se modificaron.   Actualmente las personas de origen centroamericano continúan siendo la mayoría de personas con irregularidades durante su tránsito migratorio en México.

Según los datos de la Unidad de Política Migratoria a octubre de 2025, se registraron 11,847 personas hondureñas que ingresaron de manera irregular a México. Las personas de esta nacionalidad son el segundo grupo más grande, después de Venezuela. La lista sigue y en el cuarto lugar se ubican los y las originarias de  Guatemala (9,894) y en el quinto, las de El Salvador. 

Entre tanto, mientras Costa Rica adoptaba la política de tercer país seguro para Estados Unidos, decenas de personas refugiadas nicaragüenses se reasentaron  en España, ya que el país centroamericano no les puede garantizar la seguridad frente a la violencia transnacional del régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo. 

Las políticas y estrategias adoptadas, así como datos de la constante fuga de los y las centroamericanos  ha hecho de la región un territorio que navega en la contradicción, en donde los gobiernos y dictaduras apoyan al principal opresor que sostiene la economía de los países que gobiernan y reprimen. 

El 2025 fue uno de los  años más complejos en materia de migración, porque fue un gran retroceso de las conquistas alcanzadas a favor de las personas migrantes que cruzan los corredores migratorios de esta región. En esta sección recogemos historias, datos y análisis críticos sobre  este periodo crucial para quienes seguimos de cerca lo que ocurre en nuestras fronteras, territorios y comunidades transnacionales. En Maldita Frontera seguiremos aquí: contando, escribiendo y acompañando las luchas que marcan este territorio en movimiento que atraviesa el cuerpo de las personas centroamericanas.