Energías limpias y neoextractivismo: Centroamérica en la transición energética

Maldito País

mayo 26, 2023

Conversamos con Guadalupe García sobre la situación de Guatemala y la región centroamericana frente a los proyectos extractivos que intentan apropiarse de territorios indígenas protegidos. Abordamos el lado oscuro de los discursos de las energías renovables y cómo las comunidades pueden verse afectadas por esta nueva carrera donde los países ricos buscan liderar la transición energética.

Guadalupe García Prado: Antropóloga e investigadora dedicada a temas de extractivismo minero, directora del Observatorio de Industrias Extractivas en Guatemala.

Fátima Villalta: ¿Cómo surge la idea de crear un Observatorio de Industrias Extractivas?

Guadalupe Garcia: El observatorio surge en un contexto donde en Guatemala se estaban reivindicando ciertos derechos étnico-territoriales con instrumentos internacionales sobre el tema de consulta y al mismo tiempo también estaban suspendiendo muchos proyectos extractivos, eso creó una jurisprudencia alrededor de todos los derechos de los pueblos indígenas que estaban afectados por estas empresas. Vale la pena decir que antes de esto ningún proyecto extractivo había sido consultado y justo en ese momento surge la necesidad de poner en perspectiva todo el discurso macroeconómico sobre las regalías, las ganancias y las pérdidas que las empresas estaban teniendo por la suspensión de estos proyectos, versus otras valoraciones que tienen que ver con los territorios y los impactos tanto culturales, espirituales y ambientales, porque el discurso estaba solamente en el ámbito económico. Entonces surge la necesidad de crear datos independientes que pudieran también ampliar el debate público, crear más transparencia activa para las poblaciones que están afectadas por estos proyectos. Había un patrón y es que las comunidades se enteraban de los proyectos hasta cuando comenzaban a operar, cuando se había aprobado la licencia, ya cuando las decisiones políticas y económicas se habían tomado, al final las decisiones étnico-territoriales y el poder de participar en estos espacios estaba relegado. El observatorio es una plataforma que se dedica a recabar, sistematizar, ordenar, archivar, catalogar y visualizar información y datos sobre proyectos extractivos, muchos de ellos mineros pero también petroleros y energéticos.

Fátima Villalta: ¿Cuál es la situación de la minería y las empresas extractivas en Guatemala? ¿Cuáles son los proyectos más preocupantes?

Guadalupe García: Hay más o menos 600 solicitudes de licencias para exploración y explotación en términos de minería, en términos de hidroeléctrica hay algunos proyectos que todavía están en trámite, que son grandes proyectos y algunos están en territorios indígenas. En general lo que coincide es que muchos de estos proyectos están ubicados en territorios indígenas en donde el Estado nunca ha estado presente, nunca ha sido parte de las comunidades en temas de educación, desarrollo, salud ni cuidados. Ahora se vende este discurso del beneficio del extractivismo, cuando llega a las comunidades a imponer una lógica económica vertical, sin siquiera tener un verdadero diálogo con la gente y sin respetar y conocer sus derechos. 

Lo que nosotros hemos estudiado en estos últimos meses ha sido el tema de la transición energética que se está promoviendo desde el norte global con el abandono de los combustibles fósiles y pasarnos a un sistema basado en almacenamiento de energía en baterías, paneles y todas estas energías supuestamente limpias, que en realidad también tienen una alta dependencia de recursos naturales, incluso más de lo que estamos extrayendo a nivel global. De acuerdo a los cálculos de la Agencia Internacional de Energía el níquel -que es uno de los minerales que sí se encuentra en Guatemala- se necesitan seis veces más de lo que se extrae actualmente en el mundo 

¿Y en qué se traduce esto en nuestros territorios? Creo que no solo aplica a Guatemala sino a toda Latinoamérica y Centroamérica, el hecho de que ahora los metales sean vendidos como una falsa solución ante el cambio climático y las necesidades que tenemos de transformar nuestra relación con la energía y con la tecnología, al final están traduciéndose en más acaparamiento de tierras a manos de agentes y corporaciones externas, con base de la vulneración de derechos territoriales y ambientales. Muchas tierras comunales están en riesgo de ser vulneradas por este tipo de proyectos y más de 5000 kilómetros están en solicitud de concesión en Guatemala sólo para la extracción de minerales vinculados a la transición energética, ese es el panorama que nos preocupa porque eso puede significar que comunidades sean desplazadas de sus territorios por el tipo de minería que implica el níquel.

Fátima Villalta: ¿Sabés cuál es la situación de Guatemala en relación al resto de la región con respecto a las industrias extractivas?

Guadalupe García: Nosotros comparamos datos con Honduras y Nicaragua, el año pasado publicamos un perfil extractivo centroamericano y encontramos que en Honduras los polígonos de las licencias mineras son más pequeños que en Guatemala, pero eso no significa que necesariamente la afectación sea menor, en términos de acceso a la información hay mucho menos acceso en Honduras que en Guatemala, mucha información de impactos ambientales no se pueden conseguir allá. En Nicaragua ya hay reservas mineras en territorios que no han sido consultados, el mismo Estado tiene una promoción activa hacia las compañías extranjeras para darles estos derechos, y son concesiones muchísimo más grandes, más grandes que en cualquier otra parte de Latinoamérica, son alrededor de 500 kilómetros cuadrados, ni en Chile, ni en Perú, ni ningún lugar que ha tenido una historia más larga con el tema de la minería tiene concesiones tan grandes del territorio como Nicaragua. 

Después creo que hay patrones comunes como la vulneración de los derechos y los patrones de cooptación que a su vez tiene impactos sobre cómo afectan la participación de las personas, y las respuestas violentas del Estado hacia el querer manifestarse o querer ser tomados en cuenta. Muchas de las corporaciones tienen mucho más poder y mucho más acceso a la información que los mismos Estados y el poder de los Estados de fiscalizar esos proyectos es muy limitado, al menos acá en Guatemala hemos visto que no se logra monitorear, ni siquiera tienen el poder de evaluar independientemente a las empresas, son las empresas quienes administran y quienes manejan  las decisiones a través de presiones políticas y económicas a las mismas entidades que tendrían que ser las rectoras en el tema.

Fátima Villalta: Se nos habla de industrias como la minería como grandes proyectos que benefician a las comunidades y como alternativas de lucha contra la pobreza ¿Qué nos ha enseñado Guatemala sobre esto en estos años?

Guadalupe García: En el proyecto de Minera El Escobal, que está ubicado en San Rafael Las Flores, en 2018 nosotros hicimos una encuesta de pobreza multidimensional para justamente tratar de desmitificar esta idea de desarrollo, el índice mide la pobreza de múltiples accesos y lo que vimos es que las comunidades más cercanas al proyecto eran las comunidades más pobres de toda la región, si este en proyecto en teoría tenía derrames económicos, en ese caso el territorio Xinka ha dado toda una lección. Los Xinkas venían de un proceso de recuperación de su cultura y de su historia y justo estaban en medio de ese proceso identitario cuando llegó el proyecto minero, ellos ignoraron que existía esta población indígena ahí, decían en sus comunicados que no existía ninguna comunidad indígena y por lo tanto no iban a tener muchos problemas y el mismo Estado dijo lo mismo y resultó todo lo contrario, más de 200.000 personas se auto identificaron como xinkas en varias regiones de Guatemala y demostraron también que si existían y que ellos también tenían sus propias formas de desarrollo y sus propias formas de organización comunitaria. Ellos mismos tienen la definición de lo que quieren en su territorio y también de las valoraciones que quieren darle a su territorio, y lo que las generaciones presentes quieren dejarle a las generaciones futuras. 

Fátima Villalta: Con la entrada de China al nuevo panorama geopolítico de América Latina y su búsqueda de nuevos mercados y materias primas, se habla del resurgimiento de las industrias extractivas para cumplir estas demandas ¿Qué papel puede jugar Guatemala en esto?

Guadalupe García: La cuestión geopolítica cada vez está más cerca, estamos en un contexto de guerra geopolítica, la guerra en Ucrania  hizo  que tanto la Unión Europea como Estados Unidos resolvieran declarar la necesidad de ciertos minerales como críticos. Sus prioridades geopolíticas cambiaron y también sus relaciones con Rusia como un productor  grande de petróleo, de níquel y de otros minerales importantes. Entonces todo ese contexto definitivamente nos afecta en el sentido de que estas grandes potencias están jugando una especie de Risk. En Nicaragua sí hay empresas de capital chino vinculadas a actividades extractivas. Nosotros todavía mantenemos nuestra relación con Taiwán, tampoco quiere decir que sea una relación  tan amigable, se sabe que estas relaciones también tienen negociaciones y costos políticos, vienen sobornos para que esto suceda. 

Lo que sucedió en El Estor, una mina de níquel, que era la mina histórica más grande del país, es un ejemplo de esta batalla geopolítica, la mina era de las más controversiales por todas las violaciones de derechos humanos, incluyendo violación de mujeres, desplazamientos forzados, quema de comunidades, la muerte de muchas personas alrededor. La empresa y varias subsidiarias fueron sancionadas por el Departamento de Estado el año pasado pero la mayoría de sus operadores eran rusos, también tenían algunos operadores ucranianos. Cuando el gobierno de Estados Unidos utilizó la sanción económica fue lo único que realmente pudo detener la operación extractiva en Guatemala y muchas personas se alegraron, dijeron que finalmente se hizo justicia pero al final te das cuenta que en el fondo hay un interés geopolítico ahí, y que lo que ellos quieren es controlar estos depósitos minerales, porque son los depósitos minerales más cercanos que tienen de níquel, porque lo declararon como un mineral crítico y son empresas vinculadas a capital estadounidense y canadiense quienes ahora tienen los intereses. Estamos en medio de esto y es una cuestión a largo plazo, porque no parece que las relaciones geopolíticas vayan a mejorar, sino que cada vez están más tensas por una cuestión de competencia por estos recursos.

Fátima Villalta: En un convulso contexto guatemalteco donde se persigue a políticos, ex fiscales, activistas y periodistas ¿Qué está sucediendo con los y las defensoras del territorio?

Guadalupe García: Guatemala, Honduras y Nicaragua están entre los países más peligrosos para ser defensor ambiental en el mundo, entonces sí es un contexto de detrimento de la justicia, de utilizar la justicia para criminalización y crear casos para intimidar a las personas. Si tú te organizas y eres de una comunidad y te identifican al final buscan cualquier evidencia para armar un caso en tu contra aunque sea falso, esa es una de las estrategias que ahorita estamos enfrentando ¿Por qué? Porque todo el sector justicia está cooptado. Y sí,  se está poniendo cada vez más complicado, muchas personas se están yendo porque están siendo perseguidos y criminalizados de una u otra forma.

El contexto para los defensores ambientales es complicado, pero al mismo tiempo entiendo que muchas de las personas que están involucradas en esto lo ven como un resistir para existir, no se puede desvincular una de la otra. Es difícil enfrentar un contexto tan aplastador, todo este tema geopolítico y todo ese tema económico, pero nosotros en el observatorio creemos que el destino mismo de la humanidad está entrelazado con la defensa de estos espacios locales, y son las personas que lo están defendiendo y quienes han cuidado el territorio, quienes están apostándole a creer en una alternativa diferente a la alternativa destructiva en este escenario de capitalismo, crisis climática y crisis democrática. Creo que este problema es regional también, siento que es importante tener nexos regionales, creo que esos espacios locales también necesitan de esas otras estrategias regionales y globales para poder enfrentar esto, entonces es importante volcarnos hacia ahí desde nuestros propios territorios, generar alternativas hacia esto.