Yessica Trinidad:  Cuando un defensor de derechos humanos se va a a un campamento o se va a una movilización, el hombre solo tiene que alistarse e irse. No tiene que pensar si deja comida en la casa, si las niñas o los niños que los va a cuidar si la mamá, todas esas cosas los hombres no las piensan, y eso tiene que ver mucho con el patriarcado tan entronizado que hay en la sociedad, pero además de todo eso cuando cuando la mujer sale todos los señalamientos pasan por el cuerpo. A  un hombre nunca lo van a acusar de que va a buscar mujer a las movilizaciones, nunca lo van a acusar de que deja abandonadas a las hijas y los hijos, nunca lo van a acusar de mal padre. A las mujeres sí, a las mujeres nos acusan de que andamos buscando marido, a las mujeres nos acusan de que somos malas madres porque dejamos botados a los hijos, a las mujeres nos acusan de malas hijas porque no cuidamos a los papas o a las mamas.  Todas las campañas de desprestigio contra nosotras también pasan por nuestro cuerpo, somos prostitutas, somos brujas, a saber en que andamos, en relación a las mujeres todo es una nebulosa de sospechas. Cuando el hombre se va es un sacrificado, sacrifica a su familia para poder luchar, casi que se convierte en un héroe. Siempre hay un cuestionamiento a nuestro liderazgo, supuestamente no tenemos la capacidad de liderar porque nos enojamos fácilmente, porque todas decisiones las tomamos desde el corazón, todas esas cosas nos desprestigian  como defensoras.  Las mujeres tenemos que enfrentar todos esos cuestionamientos y además de eso tenemos que hacerle frente a nuestra familia.