
FAO en Nicaragua: mal paga el diablo a quien bien le sirve
Maldito País
febrero 10, 2025
En esta semana el régimen Ortega-Murillo nuevamente hizo alarde de su prepotencia y su “hígado” al salirse y expulsar del país, a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO. No sorprende el hecho de que expulse organizaciones internacionales o las cierre forzosamente, porque ha sido un patrón sistemático, inclusive desde antes del inicio de la crisis de 2018; precisamente la expulsión de la representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y cierre de algunos proyectos ocurrió en 2015, mientras que la expulsión de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (OACNUDH), la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y sus dos mecanismo MESENI y GIEI; y la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) son sus más recientes estocadas.
En cambio, lo que realmente me sorprende, es que lo haya hecho con una entidad “aliada y complaciente” con las políticas implementadas por el régimen, quien le ha servido como una especie de organización “greenwashing” frente a las instituciones de financiamiento ambiental y climático, al gestionar recursos financieros nuevos mientras el deterioro ambiental sigue en aumento y sin ningún compromiso real de cambio. La FAO era el principal implementador técnico de los recursos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por su siglas en inglés), entre 2020 y 2024 gestionó 7 proyectos con una cartera de 124.7 millones de dólares, pero también intermediaba proyectos de organismos multilaterales y bilaterales, y financiaba directamente el presupuesto estatal por un total 24,3 millones de dólares en los últimos 4 años (2020-2023) según las cifras del Banco Central de Nicaragua.
Un ejemplo importante de complicidad de la FAO y el régimen es el proyecto BioClima, que fue cancelado en marzo de 2024, porque incumplió con las salvaguardas ambientales y sociales que establecía el Fondo Verde del Clima. Dicho proyecto fue formulado por la propia FAO, donde entre otras cosas pretendía impulsar sin procesos de consultas unos Acuerdos de Régimen de Convivencia Pacífica (ARCP), lo que iba a legalizar la invasión de colonos en los territorios indígenas y afrodescendientes de Nicaragua. Recuerdo que les envié un correo electrónico preguntando cuál fue el proceso de consultas en territorios indígenas y afros que seguía la FAO en Nicaragua y su respuesta fue, que se adecuaban a los procedimientos que les decía el gobierno, ahí me di cuenta de que el convenio internacional 169 no era considerado en sus prácticas institucionales.

No hay puntada sin hilo
Según el régimen la razón que justifica la expulsión de la FAO de Nicaragua, es la publicación del informe El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2024, la cual asegura que contiene “información falsa con tendencia injerencista, agresiva y que ha sido difundida de manera mal intencionada con fines políticos”; sin embargo, tengo mis serias dudas de que este informe haya sido la única razón de la rabieta de la dictadura. Si analizamos con calma, nos daremos cuenta de que dicha publicación es una serie anual que saca FAO donde siempre se han presentado los datos del país desde 1999, la FAO no es la única entidad que nutre de información dicho informe, si no que es un publicación colectiva donde también participa el FIDA, el PMA, la OMS y UNICEF todas acreditadas en Nicaragua sin, hasta ahora, represalias públicas por dicho informe, y por último, los datos usados provienen de las encuestas nacionales de los propios gobiernos, así que no hay tal información falsa.
Entonces la pregunta sería ¿Qué es lo que está detrás de la decisión del régimen?, tal vez busca renegociar ciertas decisiones o quedarse con los recursos administrados por FAO, o simplemente ya tiene otra agencia sustituta, más sumisa y con quién reemplazaría la intermediación de los recursos financieros con mayor margen de ganancias, el desenlace está por verse. Por lo pronto podemos decir, que no han servido de mucho los elogios y agasajos a la dictadura que le dejó el anterior representante del organismo, el señor Iván León Ayala, al que el régimen “condecoró” con la orden José de Marcoleta en grado de Gran Cruz.
De esta situación podemos sacar algunas lecciones aprendidas, primero es que ningún aliado del régimen está exento de sus arbitrariedades, las agencias de Naciones Unidas acreditadas en el país deberían ser más coherentes, menos complacientes al régimen y comprometidas con los derechos humanos, total cuando ya no le son útil al sistema, este las desecha; y recordar que de nada sirve el servilismo ni la cantidad de flores que les echen, la pareja de dictadores no quiere sombras.
Al perro más flaco se le cargan las pulgas
Por último, debo de señalar que el principal perdedor de estas expulsiones y cierres contra organizaciones nacionales e internacionales sigue siendo el pueblo de Nicaragua. La pérdida de la capacidad de gestión de la cooperación al desarrollo que tenían las agencias, las organizaciones y la sociedad civil canceladas, genera mayor nivel de abandono a los grupos poblacionales más necesitados, que inclusive pese a la politización de la ayuda humanitaria, continuaban recibiendo ciertos apoyos. Como suele pasar en estos regímenes, quienes siguen sufriendo son las clases populares y como dice el grupo argentino de rock Bersuit Vergarabat, si esto no es una dictadura, ¿qué es? ¿Qué es?
