
La responsabilidad de EEUU sobre el Cambio Climático y la indiferencia de Trump
Maldito País
enero 27, 2025
“Hagamos a Estados Unidos barato y que la energía vuelva a dominar otra vez”. Así inicia, en el comunicado oficial de la Casa Blanca, el apartado que explica las acciones del nuevo presidente de este país, Donald Trump, sobre el medio ambiente, la energía y el cambio climático. Este decreto revela cómo Trump se sacudió la responsabilidad histórica de Estados Unidos ante el cambio climático, retirándose del Acuerdo de París e intensificando las acciones que promueven los combustibles fósiles.
El Acuerdo de París busca limitar el aumento de la temperatura global a entre 1.5 y 2 grados Celsius. Este ha sido una pieza clave en las negociaciones y debates entre los países, sobre todo los pertenecientes al G20, causantes de las mayores emisiones de CO2.
Estados Unidos, por ejemplo, se ha colocado como el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero y el segundo más contaminante, según un informes del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente de 2024. El primer lugar lo ocupa China.

Pese a estos datos, el presidente estadounidense destacó en su decreto ejecutivo del 25 de enero, que su país ha tenido una trayectoria “exitosa” en el tema medioambiental, que debería ser ejemplo para otros países. Agregó que tratados como el Acuerdo de París, “no reflejan los valores ni sus contribuciones a la consecución de objetivos ambientales. Retiró también todo compromiso financiero en virtud de dicho convenio, alegando que se envía dinero a países “que no lo merecen o que no necesitan ayuda financiera”.
Esta postura no es nueva. Trump ya había retirado a Estados Unidos del Acuerdo en su primer mandato, en 2017. Cuando Joe Biden asumió la presidencia en 2021, firmó un decreto para reincorporarse al Acuerdo. Ayer como hoy, Trump ha manifestado su desdén por el enfoque internacional hacia el clima. Su administración promete desmantelar lo que consideran “políticas de extremismo climático de Biden”.
A inicios de este mes, científicos informaron que, por primera vez, el planeta superó los 1.5 grados Celsius de calentamiento global, un hito que los expertos advierten que debe evitarse. Esto subraya la gravedad de la crisis climática y recalca la necesidad de acciones colectivas.
La constante subida de las temperaturas terrestre y oceánica se da desde los años 80. Sólo en 2023, ambas superficies eran 1,18 grados centígrados más cálidas que el promedio del siglo XX. Esto ha supuesto una aceleración del deshielo del hielo ártico, poniendo así en riesgo a las especies animales y vegetales propias de dicho ecosistema y elevando el nivel del mar.

Por otra parte, un informe de Climate Power destaca que el Cambio Climático dejó en Estados Unidos un saldo de más de 60.000 millones de dólares en daños y 418 muertos. Agrega que todos los eventos climáticos extremos afectaron en su mayoría a las comunidades latinas.
“Las secuelas de estas tormentas dejaron al descubierto las profundas desigualdades que enfrentan las comunidades latinas al recibir información que puede salvar vidas. Sin más acciones y audaces inversiones en energía limpia e infraestructura resiliente, no podremos frenar los peores impactos del cambio climático, lo que dificultará salvar a nuestra gente, nuestro país y nuestro planeta”, dice el informe.
“Perforaremos, baby, perforaremos”
En su discurso de investidura, Trump anunció que declarará una “emergencia energética nacional” para abordar lo que él considera las cargas burocráticas que afectan la producción y el uso de energía en EE. UU. A pesar de que el país actualmente produce más petróleo que cualquier otra nación en su historia, Trump afirmó que esta acción es necesaria para reducir los costos de la energía y combatir la inflación general.

“Perforaremos, baby, perforaremos”, declaró, aludiendo a su deseo de reactivar la producción de petróleo y deshacer las políticas de su predecesor que promueven las energías renovables.
Trump también ha prometido revertir las prohibiciones sobre la perforación en océanos y eliminar el fomento de vehículos eléctricos. Sin embargo, los analistas del sector energético son escépticos de que estas medidas puedan llevar a un aumento sustancial en la producción de petróleo o a una caída drástica de los precios de la gasolina, ya que las decisiones de perforación dependen en última instancia del sector privado, no simplemente de las políticas gubernamentales.
Organizaciones advierten que estas decisiones sobre los combustibles fósiles no son más que beneficios para grandes empresas petroleras que invirtieron millones de dólares en influir en Donald Trump y los republicanos a lo largo del ciclo electoral. Un análisis de Climate Power afirma que el gasto fue de 450 millones de dólares, un financiamiento que incluye donaciones directas, cabildeo y publicidad para apoyar al partido y sus políticas.
“En el ciclo electoral de 2024, los donantes de petróleo y gas gastaron: 96 millones de dólares en donaciones directas para apoyar la campaña presidencial de Donald Trump y los super PACs entre enero de 2023 y noviembre de 2024; $243 millones en cabildeo Congreso; Casi 80 millones de dólares en publicidad de apoyo a Trump y otros republicanos o posiciones políticas apoyadas por sus campañas; Más de $25 millones a las carreras republicanas de la baja, incluyendo $16.3 millones a las carreras republicanas en la Cámara de Representantes; $8.2 millones a las carreras republicanas al Senado y $559.049 a gobernadores republicanos”, dice el informe.
Una onda expansiva que llega a Centroamérica
La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París podría llevar a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Esto puede resultar en un agravamiento del cambio climático, lo que repercute directamente en Centroamérica, una región ya vulnerable a fenómenos extremos como huracanes, sequías e inundaciones.
Su falta de liderazgo en la lucha contra el cambio climático puede desincentivar a otros países a cumplir con sus compromisos ambientales. Esto puede obstaculizar los esfuerzos de prevención y adaptación en Centroamérica, que dependen de la colaboración internacional para recursos y tecnología.
Por otra parte, el retiro de fondos de apoyo para los programas de adaptación al cambio climático en Centroamérica, puede reducir el financiamiento disponible para proyectos de infraestructura resiliente, energía renovable y conservación ambiental en la región.
Durante la reunión de las partes, la COP28, celebrada en 2024 en Dubai, 28, surgió como promesa el principio del fin de los combustibles fósiles, con una hoja de ruta hacia la eliminación petrolera y poder ampliar la matriz de generación de energía para hacerle frente al Cambio Climático. Organizaciones centroamericanas desconfíaron en su momento de las decisiones de estas reuniones que, afirman, hasta la fecha no han mostrado soluciones reales ante los impactos del cambio climático en los territorios.
Estas organizaciones coincidieron en que las soluciones al cambio climático promovidas desde la COP, esconden injusticias e inequidades sociales, prácticas abusivas, violaciones a los derechos de las comunidades locales y de la naturaleza. Convirtiéndose en una estrategia de “greenwashing” de los gobiernos del norte global, invisibilizando las soluciones reales que nacen desde los pueblos.
