En un contexto donde el tema de la migración no pasa desapercibido por las próximas elecciones en Estados Unidos y el avance de la ley SB4 -que se sigue discutiendo en los principales espacios de poder- se suma la respuesta de México para frenar la migración otorgando un apoyo económico para quienes deseen regresar a Venezuela y en paralelo surge la segunda caravana migrante del año denominada “Viacrucis Migrante”.
La caravana partió el lunes santo con al menos 2.000 personas de diferentes nacionalidades, ese mismo día llegaron hasta el municipio de Huixtla, bajo temperaturas que superan los 33 grados, por lo que algunas familias recibieron consultas y medicamentos de organizaciones sociales que acompañan al grupo.
Su símbolo: una cruz de madera y una manta
En años anteriores, otras caravanas se han organizado con motivo de la Semana Santa, denunciando y exigiendo un cese a las políticas migratorias crueles que violentan sus derechos humanos. La caravana de este año lleva consigo una cruz de madera y una manta con la consigna “asesinos de migrantes pobres”, convertida en su símbolo para seguir caminando por la carretera federal que conduce a Tapanatepec en el Estado de Oaxaca.
Su demanda frente al Gobierno mexicano es clara: que les otorguen libre tránsito para salir del Estado Chiapas y continuar a su destino final: Estados Unidos, asimismo han solicitado a las autoridades mexicanas que agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) no les detengan en su recorrido y retiren los retenes de carretera.
En Tapachula -ciudad fronteriza con Guatemala- es donde principalmente aguardan a la espera de respuesta del INM y la Comisión Nacional de Ayuda al Refugiado (COMAR) miles de migrantes que cada año se estancan, obligados por las autoridades a no moverse a otras ciudades, bajo amenazas de detención migratoria por falta de un permiso de tránsito y la consolidación de su proceso para obtener la condición de persona refugiada -condición que obliga a la persona a esperar respuesta en el Estado donde inicia su solicitud de refugio-.
Dado este contexto, Tapachula está colapsado, con servicios públicos limitados para responder a las necesidades básicas de las personas migrantes, sin mucho acceso a trabajos temporales y con un sinnúmero de necesidades que cada vez pesan más para quienes inician su tránsito migrante desde México.
Desde 2018 las caravanas migrantes surgieron como respuesta a estas políticas migratorias crueles. Año con año se organizan varias, en su mayoría desde esta ciudad fronteriza donde empieza su calvario. Aunque las autoridades ya tienen medido que en el camino logran desintegrar a los grupos bajo el otorgamiento de permisos temporales de tránsito, engaños y falsas promesas que conducen a su detención migratoria.
La agenda política de México frente a la migración
Mientras la caravana migrante avanza, el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció recientemente en sus intervenciones matutinas una serie de acciones que buscan retornar a migrantes proveniente de Venezuela, mediante un acuerdo bilateral con el régimen de Nicolas Maduro y empresas privadas, a través del otorgamiento de un estipendio económico mensual y la supuesta oportunidad de empleos tanto en Venezuela como en México.
El anuncio se da a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), quien informó sobre la cooperación entre el Gobierno de México con el de Venezuela para retornar a migrantes, luego de este anuncio se conoció que Colombia y Ecuador se podrían sumar a esta iniciativa, aunque el programa no ha quedado del todo consolidado y no conocen mayores detalles de cómo y cuándo funcionará.
En la agenda política mexicana el tema de la migración seguirá siendo crucial en los debates diarios, en este contexto el gobierno busca aprovechar las tensiones por las elecciones de Estados Unidos, ofreciendo contener la migración que obligadamente pasa por su territorio a cambio de regularización para sus compatriotas radicados allá
Es por ello que el surgimiento de esta nueva caravana migrante nos vuelve a decir que las cosas no están bien, que las políticas migratorias se imponen con mayor dureza para quienes tienen menos oportunidades y condiciones estables, que parece un juego cruel donde la vida de aquellos “otros” no importa y donde el calvario ocurre todos los días del año desde el momento en que salen de sus países de origen.