El liderazgo de Trump apuesta por el retroceso en el reconocimiento de los derechos humanos. desde su primer periodo ha arrastrado discursos de odio y discriminación en contra de pobalciones vunerables y en contra de la comunidad migrante, que es la mano de obra barata de Estados Unidos y que sostiene su economía.
En términos simbólicos a Sandino lo han matado muchas veces, en su momento la familia Somoza, después el proyecto neoliberal de inicios de siglo y sus ideólogos, ahora lo hace, irónicamente, el partido que lleva su nombre.
En un país donde el autoritarismo parece haberse consolidado, las feministas no renuncian a la esperanza de construir un futuro mejor.
Esta mentalidad subordinada deja de lado la agenda y la agencia de nuestro propio pueblo, olvidando que las respuestas no se encuentran en Washington ni en Bruselas, sino en los barrios de Managua, en Waspam, en León, en las Segovias y en las comunidades históricamente excluidas.
Ni siquiera Humberto Ortega se salvó de la crueldad y el horror que han desatado Daniel Ortega y Rosario Murillo. En el país de las maravillas de Nicaragua, Humberto muere al mismo tiempo como criminal y como víctima, reflejo claro de la polarización política del país.
Con la pausa de este programa que permitía el ingreso regular para migrantes de 4 nacionalidades se generan mayores dificultades para quienes guardaban la esperanza de una respuesta positiva para ingresar a los Estados Unidos.
Existen diversos intereses económicos detrás de este posible etnocidio hacia los pueblos, como las concesiones mineras, ganadería extensiva, militarización y explotación de los bienes naturales.
Para Nicaragua hay un antes y un después de abril del 2018. La sociedad nicaragüense como conjunto heterogéneo en ideas, trayectorias, memorias, se vio implicada de muchas formas en la Rebelión de Abril; grupos favor y otros en contra del actual gobierno del FSLN. El país cambió y nosotras y nosotros también.
Las luchas de todo un pueblo, agrupado en diversos sectores de oposición, fueron traicionadas. Ahora vemos cómo los sandinistas se han apropiado de la historia; este día, con sus consignas y colores, parece pertenecer solo a ellos.
De las 51 personas que han ocupado la silla presidencial en los países centroamericanos entre 1990 y 2024, 19 han sido cuestionados por los sistemas judiciales, debido a presuntos actos ilícitos vinculados a su ejercicio presidencial o a hechos posteriores