Un pasado de luto y un presente de impunidad: así se vivió el 44 aniversario del asesinato de Monseñor Romero en El Salvador

Maldito País

marzo 25, 2024

“Vos sos el Dios de los pobres, el Dios humano y sencillo, el Dios que suda en la calle, el Dios de rostro curtido”, así cantaban los feligreses en la parroquia del Hospitalito de la Divina Providencia, en San Salvador, mientras organizaciones sociales, colectivos y la feligresía preparaba sus carteles y pancartas afuera de la iglesia. 24 de marzo de 2024. 44 años han pasado desde que ese lugar se ensordeció con la explosión de un proyectil calibre 22, a las 18:30 horas. La figura de Monseñor Oscar Arnulfo Romero se convertiría en el estandarte de las personas defensoras de derechos humanos en El Salvador y el mundo, y su asesinato, un reclamo de justicia que se une al mismo clamor de las miles de víctimas del conflicto armado. 

Con misas, peregrinaciones, conciertos y conferencias para recordar su mensaje, conmemoraron en El Salvador el martirio del sacerdote. En esta fecha emblemática, Naciones Unidas decretó el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas. Por ello, diferentes organizaciones sociales aprovecharon estas actividades para denunciar diferentes violaciones a derechos humanos, como el Movimiento de Víctimas del Régimen de Excepción, quienes exigen la libertad de sus familiares detenidos. Según datos de organizaciones, las denuncias de capturas arbitrarias suman más de 6 mil. 

“Esta fecha triste, nos hace recordar aquel pasado de luto, de asesinatos, de zozobra. Estamos de nuevo sufriendo una situación casi parecida, un régimen de excepción que persigue al pueblo y que no solamente lo utilizan para combatir criminales, sino para someter a la gente, para que no se pronuncie, para que no denuncie las injusticias. Si es cierto que somos el país más seguro, ¿por qué seguir manteniendo un régimen de excepción que le limita garantías a la población?”, expresó Samuel Ramírez, representante del MOVIR, durante la peregrinación que salió desde el Hospitalito Divina Providencia hacia la cripta de Catedral Metropolitana, lugar donde descansan los restos de Romero. 

La demanda por el asesinato del defensor de derechos humanos sigue vigente y en impunidad. Los abogados de la Asociación Tutela Legal “María Julia Hernández”, quienes dan seguimiento al caso, informaron esta semana que tanto el caso de Monseñor Romero como el de la masacre de El Mozote y Lugares Aledaños, siguen detenidos en el sistema judicial. Tutela Legal, parte querellante del caso de Romero, ha denunciado en diferentes ocasiones que la Fiscalía General de la República ha mostrado retrasos para recolectar pruebas en contra de los acusados del magnicidio del sacerdote.

“En casos emblemáticos como el Mozote y Monseñor Romero, se han escondido archivos militares, se ha negado el acceso a las inspecciones por parte de los jueces en los recintos militares y en el tema de memoria y reparación también se ha retrocedido”, afirmó Alejandro Díaz, abogado querellante en el caso del asesinato de Monseñor Romero y miembro de Tutela Legal. 

Tutela Legal solicitó la apertura del caso en marzo de 2017, este se reabrió por el Juzgado Cuarto de Instrucción en mayo del mismo año. La organización pide que se investigue lo plasmado en diferentes informes, donde se mencionan los nombres de los autores del crímen, entre ellos los ex capitanes Alvaro Saravia y Eduardo Ávila, el motorista Amado Garay, quien condujo el vehículo hasta el lugar del asesinato, y Roberto D’Abuisson, líder del grupo paramilitar “Escuadrones de la Muerte”, como la persona que ordenó asesinar al sacerdote. 

En abril del 2000, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado salvadoreño por el magnicidio de Monseñor Romero y recomendó realizar una investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de manera expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los autores materiales e intelectuales de las violaciones establecidas en el presente informe, sin perjuicio de la amnistía decretada. Además, pidió reparar todas las consecuencias de las violaciones a derechos humanos y adecuar su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar sin efecto la Ley de Amnistía General. De estas tres recomendaciones, afirman organizaciones como Tutela Legal, solo se ha cumplido la última, ya que la Ley de Amnistía fue derogada en julio de 2016.

Miguel Montenegro, de la Comisión de Derechos Humanos (CDHES), lamenta que en medio de estas conmemoraciones, la narrativa del gobierno actual denomine como “una farsa” a los Acuerdos de Paz, al conflicto armado y a la labor de las organizaciones de derechos humanos y de víctimas del conflicto. “Lo que este gobierno ha hecho es burlarse de las víctimas. Ha querido borrar todo del pasado. No queremos esa impunidad que se está viviendo en el presente, con esos casos de personas que están siendo capturadas, torturadas y que han muerto en cárceles. Eso se llama impunidad. Este es un peligro latente por no haberse fortalecido el sistema de justicia”, expresó. 

El caso de Romero es parte de los casos plasmados en el Informe de la Comisión de la Verdad “De la locura a la esperanza”, de 1993. Tanto el informe como la resolución de la Comisión IDH, insisten en que el Estado debe facilitar la información a las víctimas para conocer la verdad de este y otros hechos de violaciones a derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, además de brindar reparación y garantías de no repetición, a través de leyes y políticas de Estado en las que participen los familiares y víctimas para su construcción. Hasta la fecha, la familia de Romero y las miles de víctimas del conflicto y organizaciones de derechos humanos, siguen caminando cada 24 de marzo, denunciando y alzando la voz, un año más, hasta ser escuchadas por las autoridades y estas cumplan con sus demandas.