“Parole humanitario”: un programa que busca detener el flujo migratorio

Maldito País

febrero 1, 2023

Estados Unidos históricamente ha tenido una política anti-inmigrantes, de aquí provienen acciones en busca de contener y rechazar a quienes intentar llegar al país, bajo la noción del “sueño americano”, estas acciones en los últimos años han incluido acuerdos bilaterales con México, y particularmente con el gobierno del presidente López Obrador, instalándose de facto como “tercer país seguro”1, a cambio de recibir recursos económicos y elevar las tasas de migración mexicana en Estados Unidos por hacer el trabajo sucio. 

En la implementación de estos acuerdos vale recordar al Migrant Protection Protocols, mejor conocido como “MPP”, que lejos de proteger a la población migrante generó un caos y una crisis humanitaria en la frontera norte con EE.UU, atendido en mayor medida por sociedad civil, albergues, iglesias y obras de caridad. Es decir, quienes generaron el desastre no fueron capaces de contrarrestar la situación con soluciones apegadas al orden de humanidad y de derechos. 

A esto se sumó la pandemia del 2020, cuando bajo la administración de Trump se creó el llamado “Título 42” -aún vigente- que es una política de expulsión inmediata basada en un supuesto de “prevenir el Covid-19” para negar la entrada de solicitantes de asilo y devolverlos  a México, pese a que la pandemia está en una etapa de mayor control, los intentos por retirar esta política han fracasado y sigue utilizándose como mecanismo de rechazo expedito.

Del MPP y Título 42 al “parole humanitario” en Estados Unidos

En octubre del año pasado Estados Unidos anunció un programa para detener que más migrantes venezolanos ingresarán a solicitar asilo en este país, y de esta forma impuso una serie de restricciones que anulan  este derecho y obligan  a utilizar este programa como “única vía de ingreso regular”. La medida incluyó una cuota aceptación de 24. 000 personas, un número muy bajo en comparación a las cifras de venezolanos que huyen del régimen de Nicolas Maduro, y que ya superan 7.10 millones de personas fuera de su país. 

Nuevamente Estados Unidos y México no sorprenden, anuncian este mismo programa con extensión para cubanos, nicaragüenses y haitianos, denominado “parole humanitario”, que se presenta como una oportunidad de “regular la migración y ordenar los procesos”,  bajo el cual pueden entrar hasta 30.000 personas de estas 4 nacionalidades por mes, si cuentan con un patrocinador y pasan una verificación de antecedentes y seguridad nada sencillas. Esta medida no se aparta de las anteriores políticas de Donald Trump, el gobierno de Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador han pensando en un programa que detenga los flujos de migrantes de estos países y a cambio dan pequeñas alegrías para quienes sí logran cumplir estas características y obtener el parole.

El denominado “parole humanitario” viola el derecho internacional y contradice los estándares de protección en materia de derechos humanos para quienes buscan refugio o asilo, porque en sus países de origen son perseguidos. Es imperante pensar que cuando una persona huye de un contexto que violenta su vida y su integridad no tiene tiempo de planear un proceso que espere su ingreso a Estados Unidos desde el mismo país que corre peligro, así mismo quien no cumpla con esta acción o haya cruzado de manera irregular Panamá o México será rechazado de manera inmediata, es decir; por todas las vías hay más dificultades que soluciones. 

Así mismo el parole es una medida paliativa, ya que genera un permiso de estancia temporal de dos años, sin tener claro su renovación y que no necesariamente aliviaría la situación de quienes ni siquiera saben cuando la dictadura que les persigue acabará. El contexto ideal para el gobierno de Estados Unidos y México, es frenar a toda costa estos flujos migratorios, sin importar qué situación realmente atraviesen las personas migrantes, y que de nuevo: huyen de dictaduras, de situaciones con muchas carencias y de desprotección total en sus países de origen. 

Por ello es completamente contradictorio anunciar y celebrar un programa de tal magnitud que ya tiene a miles de personas atrapadas y expulsadas en un país violento e inseguro como México o como sus mismos países de origen, del cual no pueden salir porque las opciones de protección se les reducen.

Notas

[1] Un acuerdo de tercer país seguro es un mecanismo internacional que posibilita acoger en un país a quienes solicitan asilo en otro.