La izquierda costarricense y su lucha por la liberación de Nicaragua: una historia que merece ser recordada
Maldito País
mayo 5, 2023
Fátima Villalta: Tu trabajo de tesis es una exhaustiva investigación sobre los vínculos de la izquierda costarricense con el FSLN ¿Cómo te interesaste por ese tema?
Sofia Cortés: Me surgió la inquietud de poder aportar en esa dirección porque era un tema que desde la academia estaba escasamente investigado y que recién estaba abriéndose esta generación que participó en Nicaragua en algunas iniciativas testimoniales, entonces empezaron a surgir algunos testimonios sistematizados y ahí surgió la iniciativa.
Según lo que he conversado con algunos actores de ese proceso de solidaridad, hay un tema que es difícil de abordar, más en Costa Rica, que es el tema del trauma. Fue un proceso tremendamente intenso en términos de proyecto de vida de esa generación y después pasa todo lo que pasó con la derrota electoral sandinista de los 90. En Costa Rica todas las organizaciones de izquierda de esa época se dividen, muchas incluso dejan de existir, la gente queda en una suerte de limbo y entonces fueron muchas décadas de silencio, lo que me comentan ellos es que tenían iniciativas más privadas de reunirse a veces pero en el espacio público no había lugar para discutir eso. Y en la academia pasa que ciertos temas de investigación que eran muy vigentes en los 70 y 80, en los 90 e inicios del siglo XX pierden un poco de peso porque hay un cambio de agendas.
Fátima Villalta: Hacés un largo recorrido entre las relaciones que establece la izquierda tica con el Frente Sandinista desde sus inicios como organización, pero vemos que el Partido Vanguardia Popular ocupa un lugar central ¿Cómo fueron esos encuentros?
Sofia Cortés: La izquierda costarricense ya para los años 60 es más diversa porque surge toda esta oleada de la Nueva Izquierda, el Partido Comunista de Costa Rica “Vanguardia Popular” es la organización de más larga trayectoria en el país en el siglo XX, se crea en 1931 al calor de la expansión de las izquierdas comunistas a nivel global, pero ya en los 60 con el impacto de la Revolución Cubana surgen otras organizaciones como el Partido Socialista, el Movimiento Revolucionario del Pueblo, estas dos últimas por sus características político-ideológicas van a tener también vínculos casi que desde que surgen con el Frente Sandinista. Sin embargo, yo me enfoco en Vanguardia Popular por ser la organización de izquierda más grande, de más amplia trayectoria, que más bien tiene una tesis revolucionaria distinta de la que maneja el Frente Sandinista. Vanguardia se adscribe a la teoría de la revolución por etapas y que América Latina debe hacer la transición de la etapa “feudal” a la etapa de la revoluciones democrático-burguesas a través de la vía pacífica hacia el socialismo, participando en elecciones y eso había llevado a los partidos comunistas en los años 40, 50 y 60 a moderarse. Cuando llega la Revolución Cubana y rompe con ese paradigma estapista surgen estas otras organizaciones, obtiene impulso esta otra teoría revolucionaria que básicamente plantea la necesidad de asumir la revolución como una tarea más inmediata.
Vanguardia Popular era de la línea del Partido Socialista Nicaragüense que considera que lo que había que hacer era aprovechar los espacios que el somocismo abría para desde adentro transformar las instituciones y llevar a la democracia. Los acercamientos entre el Frente Sandinista y Vanguardia, son un proceso derivado de esa cercanía tan grande que siempre ha existido entre organizaciones revolucionarias costarricenses y nicaragüenses. Carlos Fonseca ya en los sesentas, hace intentos de acercamiento con Manuel Mora Valverde, Secretario General de Vanguardia Popular, que es la máxima figura en términos de dirección política. Y esos acercamientos son muy tensos porque Carlos Fonseca en ese entonces es un joven que anda en sus 20 o 30 años, portador de este nuevo paradigma revolucionario que lo lleva a adoptar la tesis foquista de la guerra de guerrillas y aplicarla a Nicaragua, y en los 70 todavía Manuel Mora es tremendamente crítico de esa línea, la ve como una línea errónea, que únicamente va a llevar al fracaso y una línea que debe ser combatida porque se está expandiendo por América Central. Finalmente, Manuel Mora asume una actitud tremendamente paternalista con Carlos Fonseca, lo ve como un joven muy valioso, muy valiente, equivocado casi que por su propia condición de joven y entonces a pesar de que tienen muchas diferencias con su línea accede en algunos momentos a dar apoyo financiero en los 70, que era también el interés que tiene Carlos Fonseca al poder conjuntar a nivel regional apoyos económicos para sostener a la guerrilla en la condición tan dura que sabemos que enfrenta la guerrilla sandinista.
Fátima Villalta: Como mencionás hay un paternalismo evidente de parte de Manuel Mora -que es la figura icónica de la izquierda costarricense- frente a un grupo de muchachos que andaba en sus treintas, para 1970 Humberto Ortega tenía 23 años apenas ¿Por qué que se dio esa esa relación paternalista entre Mora y los Sandinistas?
Sofia Cortés: Manuel Mora en los años 70 ya debe ser un hombre mayor de 60 años. En 1931 tanto Mora como toda la generación que fundó el Partido Comunista en los años 30 eran conocidos como “los jóvenes comunistas”. Ya en los setentas es una dirección política con muchísima trayectoria detrás y esas relaciones paternalistas creo que también se reproducían a lo interno de Vanguardia Popular, porque en los años 70 en Costa Rica hay un contexto de radicalización de la juventud costarricense que hace que también muchas personas jóvenes estén ingresando a Vanguardia Popular y es muy posible que ese paternalismo con el que Manuel Mora se dirige hacia estos jóvenes sandinistas también en alguna medida medida fuera ensayado a lo interno de su misma organización. Jóvenes que en Costa Rica también están viendo con muchísima más simpatía y tal vez mucha más cercanía generacional a esta juventud sandinista y a otras juventudes como en El Salvador o en Guatemala que están protagonizando las luchas guerrilleras de los años 70 en Centroamérica.
Fátima Villalta: Vanguardia Popular termina cediendo en el sentido que envía una Brigada Internacional en el 79 y luego otra en 1983 ¿Cómo termina el partido aceptando la vía armada que es contraria a la tesis de la Unión Soviética?
Sofia Cortés: Particularmente la fracción tercerista va a tener mucha influencia en este viraje en la dirección de Vanguardia Popular porque las bases ya estaban más convencidas y ya estaban participando incluso por su cuenta en la lucha sandinista a veces sin siquiera informarle el Comité Central o a sus organismos de dirección más próximos, pero la dirección de Vanguardia Popular sí va a tener mucho en cuenta el surgimiento de la fracción tercerista por las características que tienen al plantear una estrategia un poco más amplia que el foquismo en las montañas, al empezar a hacer una labor muy fuerte con la burguesía nicaragüense. Empiezan a practicar este tipo de alianzas interclasistas, empiezan a hacer una labor muy fuerte hacia el exterior de Nicaragua, consiguiendo apoyos en Cuba, en Costa Rica y entre otras organizaciones comunistas y socialdemócratas y aquí en Costa Rica van a lograr también apoyos entre otros sectores políticos no únicamente entre la izquierda, como sucede con el Partido Liberación Nacional e incluso entre sectores de la burguesía costarricense que van a empezar a apoyar económicamente y a través de otras vías al sandinismo. El tercerismo también desarrolla la tesis insurreccional de trabajar las ciudades, que eso era también lo que Manuel Mora decía desde los 60, si no se trabaja el apoyo mayoritario en las ciudades, los focos guerrilleros van a extinguirse aislados en el campo y en la montaña.
Vanguardia Popular desde inicios de los 70 había decidido conformar una Comisión Nacional de Seguridad con formación militar, que funciona básicamente para dar seguridad al partido en contextos de intensificación de la Guerra Fría y de la operación de grupos anticomunistas a lo largo de toda Centroamérica y en ese contexto es que se toma la decisión de mandar al hijo de Manuel Mora a formarse militarmente en la Unión Soviética. Ese pequeño núcleo que tenía formación militar tiene la gran labor de conformar la Brigada Internacionalista Carlos Luis Fallas. Una brigada que se compone por Vanguardia Popular, el Partido Socialista Nicaragüense y el Partido Socialista Costarricense, y luego surge otra segunda camada a la que mandan a formarse a Cuba, el país pone una escuela militar bajo los servicios de los sandinistas y también de la brigada costarricense que va a ir a combatir a Nicaragua y ahí va un segundo nivel de jóvenes militantes vanguardistas que son estudiantes, profesores, universitarios jóvenes, obreros bananeros de las plantaciones del Caribe del sur de Costa Rica, personas con trayectoria política pero sin formación militar.
El reclutamiento de esta brigada es posible por la enorme simpatía que había en Costa Rica hacia la lucha sandinista y antisomocista, la mayoría de la población simpatizaba con los muchachos, como popularmente se le conocía a los sandinistas por su juventud. Hay personas que parten en junio de 1979 y regresan ya en agosto posterior al triunfo, otras personas regresan en diciembre y otras se quedan en Nicaragua todos los años 80 colaborando con el gobierno revolucionario.
Cuando nos acercamos a esos testimonios 40 años después uno entiende por qué tardaron tanto en hablar, que es también algo que se pregunta una como investigadora ¿Por qué tantas décadas de silencio? Y es que fueron períodos tan intensos en todo sentido que a la vez que hay grandes alegrías y grandes tristezas. Personas que me decían: es que por primera vez en cuatro décadas lloré recordando lo que sucedió o personas que me decían después de 40 años, es la primera vez que hablo de esto. Difícilmente dimensionamos esto en toda su amplitud, por lo menos no desde Costa Rica donde lo que se impuso fue el silencio. Se impuso este relato de que como en Costa Rica no hubo guerra, casi que no pasó nada y que no teníamos nada que ver con las guerras revolucionarias y contrarrevolucionarias centroamericanas de los años 70 y 80. El “aquí no pasó nada” que es muy característico de la idiosincrasia tica y hay que decir que aquí pasó de todo y estas fueron las formas en que Costa Rica participó de ese entramado regional.
Fátima Villalta: Ya iniciados la década de los 80 se dan procesos de ruptura muy grandes en la izquierda costarricense ¿Por qué sucedió está crisis?
Sofia Cortés: Hay varios planteamientos, por ejemplo Edelberto Torres Rivas o Eduardo Rey Tristán enfatizan en cómo está adopción acrítica de la teoría etapista de la revolución diseñada por el comunismo soviético y Europa para entender América Latina se convierte en una barrera importante para que los propios comunistas pudieran analizar y entender a cabalidad lo que estaba sucediendo en sus propios países y en su propia región.
Por ello es que se da en los 80 una ruptura que tiene características generacionales por las diferentes concepciones de entender la revolución en América Latina, y los intentos de superar y discutir las concepciones construidas por el socialismo soviético de los 30 y las concepciones que están emergiendo de América Latina y Centroamérica en los años 60, 70 y 80, es una crisis de paradigmas que podemos encontrar reproduciéndose en Vanguardia Popular. Prácticamente todos los partidos comunistas de Centroamérica se dividieron en los años 70 y 80, un poco en torno a estas mismas discusiones. Lo que vemos una vez más es que Costa Rica no es la excepción, sino que más bien participa de esta dinámica regional que implica ese tipo de discusiones en las organizaciones revolucionarias.
Fátima Villalta: ¿Y puede decirse que el fin de la Revolución Sandinista, la caída soviética, el fin del socialismo real y el derrumbe de todo este paradigma fue como la estocada final para estas organizaciones?
Sofia Cortés: La crisis de Vanguardia Popular se detona apenas unos años antes de que la Unión Soviética empiece su proceso de caída en el 89, Vanguardia se divide en el 83. El referente fundamental en términos ideológicos y organizativos que era la Unión Soviética y el Partido Comunista de la Unión Soviética, esa creo que es una estocada para Vanguardia Popular tal vez de mucha mayor magnitud que la Nicaragua de los 90.
Nicaragua 90 es como el evento regional que es como la otra estocada. Cuando llega la derrota es un tremendo balde de agua fría para todas las personas que habían colaborado, no solo militarmente, sino muchas personas se fueron a participar de las brigadas de alfabetización, a participar de proyectos culturales, educativos, a ministerios de economía, para todas esas personas por supuesto esa una pérdida tremendamente cercana.
Fátima Villalta: A finales de siglo XX vemos una gran caída de los paradigmas de la izquierda no sólo en Costa Rica sino a nivel global, ya en el siglo XXI vemos surgir nuevas organizaciones y partidos progresistas ¿Qué herencias sentís que quedaron de los viejos movimientos de izquierda en estas nuevas organizaciones?
Sofía Cortés: Yo creo que Nicaragua es un tema que sigue generando pasiones y debates y creo que en términos generales las izquierdas costarricenses son herederas de un gran sentimiento de apego hacia Nicaragua, herederas de esa capacidad de solidarizarse y de indignarse, de seguir con atención lo que lo que acontece. Ese internacionalismo también está impregnado en las tradiciones de izquierda, porque al fin y al cabo quienes quedan sosteniendo las banderas de la izquierda en los 90 son quienes posibilitan la refundación de las izquierdas en Costa Rica. En el 2004 se crea el Frente Amplio y buena parte de esta generación tiene un rol importante en ese primer paso junto con personas jóvenes que no vivieron los 80 y nacieron políticamente en términos de militancia posterior a la caída del muro y posterior a la Nicaragua de esa época. Esas personas vienen con otras concepciones de lo que significa militar, entonces hay otras generaciones que tienen este rol de heredar algunos elementos culturales de la tradición de izquierdas en Costa Rica como el internacionalismo, este apego hacia en Nicaragua particularmente por todo lo intenso que aquí se vivió la guerra de los 70 y los 80.
El 2006 en general se recibe con mucha alegría por el retorno del sandinismo, pero muy rápidamente empiezan a surgir los debates, sobre todo cuando empiezan la reformas electorales y constitucionales, hay un proceso de poco a poco ir tomando conciencia de las nuevas características que tiene ahora el Frente Sandinista, su liderazgo, sus agendas, este proceso fue efectivamente al inicio muy conflictivo. Fue un proceso duro en algunos sentidos, pero me atrevo a asegurar que hoy en día es un duelo ya elaborado para buena parte de las izquierdas en Costa Rica entender que el sandinismo no es el Frente Sandinista de Ortega. Lo que sí sigue predominando es la solidaridad con el pueblo nicaragüense, la identificación con la larga demanda de libertad y la tremendamente larga demanda de justicia social, que son banderas que las izquierdas en Costa Rica mayoritariamente siguen acompañando.