A los torturados, secuestrados, desaparecidos
y exiliados
“Lloré así y canté. Aullando los perros
perseguían a los muchachos y los
guardias sitiaban.
Lloré y más fuerte mientras los
cuerpos caían”
Raúl Zurita
Plegaria
(Poema para leer durante un genocidio)
Dios, te ruego que sus armas se atasquen y sus manos se cercenen,
que el francotirador pierda la vista y una pierna,
cegalo con la luz que no tenemos.
Apagá la existencia de quien da la orden de fuego.
Dador de vida,
encendé brasas
entre las vísceras del tiranuelo que dejaste nacer.
No quiero un Moisés, ni otro mesías.
Dios de amor, tené piedad de mis madres,
ellas aún te rezan arrodilladas por saber a mis hermanos a tu lado.
Dios, soy aquel que ayer y hoy reniega de tu existencia.
Muerte
Para los atrincherados
Es de noche,
te veo desde un agujero de la barricada.
Venís a salvarme del desconcierto de las horas,
venís a salvarme de las horas
venís delgada,
como un disparo.
Venís
con tu espectro de silencio.
Escarbás mi tráquea en un parpadear de vida.
Hace frío
ya estás conmigo.
Mayo, 2018.
Abril
(Poema para leer después de un genocidio)
April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land (…)
The Waste Land, T.S. Eliot 1922
He aquí el último poema que escribo.
Esto no significa que ya no encuentre
versos en la deriva nocturna,
ni que no los hayan
ni que nadie más pueda encontrarlos
o tropezar con ellos.
Sucede que, desde el invierno de abril del 2018
Quiero escribir, y el llanto no me deja.
No son versos,
son lágrimas que encuentro y luego cargo
como un féretro
con cientos de cadáveres dentro.
Nocturno en San José
La poesía no habita en mí.
Sin embargo, la busco.
La busco en esencias ajenas como el pan
que me alimenta.
La poesía se esconde, huye esta noche y no me espera.
Se esconde de mis manos fétidas a evocación y tristeza.
Me es imposible sembrar girasoles, Francisco.
Ni en el asfalto y menos sobre edificios acuclillados.
Hoy es viernes y en San José hace tristeza con frío.
Pienso:
“¡En Managua jamás sentí congoja como esta!”
¿Y qué es este frío?
La poesía aparece sin poema.
8 de julio*
Para Eduardo Rappaccioli,
por compartir la búsqueda
Feliz cumpleaños, Eduardo.
Hoy te llegará plomo de regalo.
Caminá tranquilo porque hoy moriste un poco más
y celebrás la muerte como el obsequio
que traen los reyes carniceros con un poema.
Ya tenemos casi treinta años, poeta,
y estamos lejos de casa.
El paisaje que ahora nos rodea es ajeno.
En las calles hay un olor familiar a mierda
pero en el fondo sabemos que no es nuestro.
Estamos lejos de lo que fuimos hace sólo diez años,
la inmortalidad ahora es mito.
*El 8 de julio de 2018 en Carazo, Nicaragua, la dictadura Ortega- Murillo ordenó el inicio de la llamada “Operación Limpieza” en la que participaron cientos de paramilitares con armamento bélico. Según los reportes del Cenidh la cifra ascendió a 38 muertos incluyendo varios policías.
Fernando
“Andrés
Tu piedra es mi esperanza”
Fernando Gordillo
Fernando,
mi piedra nunca fue esperanza de nadie.
Ha pasado casi medio siglo y ya ves,
siempre lo mismo.
Pudo más el dólar que la sangre.
Toda la tierra, Fernando.
Desde Alaska hasta la Patagonia
desde esta esquina hasta las otras esquinas.
No tienen lágrimas para llorar ninguna patria.
Ya no hay piedras sino balas.
¡Dispará!
A casi medio siglo de distancia, el enemigo,
es el mismo:
nosotros.
Hoy, hijo mío...
“Mañana, hijo mío, todo será distinto…”
Edwin Castro
Hoy, hijo mío, nada es distinto.
La angustia sigue marchando
a paso firme sin encontrar fondo.
El campesino es decapitado, cercenado
y mutilado por quitarle la tierra suya.
Que es poca, pero ya no es suya.
Las hijas del obrero y campesinos
son las prostitutas de los poderosos, como vos.
No hay pan y menos vestido
porque su trabajo no merece ser pagado.
Las lágrimas se mezclan con sangre en las calles.
Hoy, hijo mío, nada es distinto.
Caen bombas lacrimógenas, hay cárcel
y disparos de Dragunov
para quien ose levantar la voz.
No puedo caminar por las calles
porque ninguna ciudad es mía,
ni de tus manos y de las manos de tus hijos.
Encerró la cárcel tu juventud
Como también encerró a los míos
y morirás exilado.
Hoy, hijo mío, todo sigue siendo igual, o peor…