Humo, apagones y sequía: el reflejo del cambio climático en Honduras
Maldito País
mayo 31, 2024
En los últimos días, la capital de Honduras, Tegucigalpa, ha sido considerada como una de las ciudades con la peor calidad de aire en el mundo. Mientras, de manera simultánea, en gran parte del territorio las y los hondureños viven “a oscuras” debido a los múltiples apagones causados por una crisis en el sector energético. Por otro lado, otras regiones esperan las “aguas de mayo” para prevenir una sequía.
Si bien, muchas de estos problemas son causados por el aumento de temperaturas a nivel global que han mutado los ciclos de la naturaleza, las y los hondureños demandan soluciones a sus gobernantes quienes, en la escala política mundial, se han enorgullecido de haber «aumentado en un 500% la inversión pública para reforestación y protección de los bosques».
Las y los hondureños demandan que se aplique “el peso de la ley” a las personas que, pese a la crisis, se han dedicado a incendiar el bosque para hacer uso de la tierra para fines comerciales, entre ellos la ganadería, los proyectos inmobiliarios y la plantación de monocultivos a nivel industrial.
Aire contaminado por quema de bosques
De acuerdo a la plataforma meteorológica IQAir, el 19 de mayo el aire de la ciudad de Tegucigalpa era “ muy perjudicial” con un Índice de Calidad de Aire de 276. En consonancia, el día martes 21, la calidad del aire era “perjudicial” y se reportaba un ICA de 192, con una concentración de contaminantes 22.8 veces superior al valor anual de la Organización Mundial de la Salud.
Pero, la mala calidad del aire no es un fenómeno aislado, ya que de acuerdo a la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) para el 21 de mayo se registraban de manera simultánea 1500 puntos de calor a lo largo del territorio nacional. Mario Centeno, pronosticador de COPECO, informó que los puntos corresponden, en su mayoría, a quemas de zacateras, incendios forestales, e incendios provocados para la siembra.
Si bien los últimos días han sido los más contaminados en materia de calidad de aire, las olas de calor provocadas debido a los incendios ya han ocasionado fallecimientos. En el caso del Hospital General del Sur, ubicado en la zona de mayores temperaturas en el territorio nacional, se han reportado muertes por hipertermia y deshidratación severa. También en centros escolares de Tegucigalpa se han reportado casos de estudiantes que se desmayaron debido a la contaminación atmosférica.
Hasta el momento, la respuesta del Gobierno central ha sido la implementación del teletrabajo para los empleados del Poder Ejecutivo, la suspensión temporal de las actividades académicas en los 18 departamentos del país y la promoción de «escuadrones verdes” para la reforestación de las zonas perdidas por los incendios.
Apagones que no cesan
En el marco de la actual crisis ambiental que atraviesa Honduras, otro de los problemas han sido los constantes apagones y las fallas energéticas a nivel nacional, los cuales fueron provocados por las incesantes olas de calor y la falta de lluvia.
De acuerdo a un comunicado de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), los racionamientos en la distribución de energía (apagones) se deben a la baja en la producción de las centrales hidroeléctricas, las cuáles debido a la sequía se encuentran fuera de actividad o en operación mínima; a la pérdida del 99% de la generación de eólica y a la sobrecarga de transformadores. Situación que ha obligado al actual gobierno a tener que comprar energía producida diesel, que se posiciona como uno de los medios más caros del mercado.
Sin embargo, la actual problemática en el sector energía no es consecuencia únicamente de la falta de lluvia y contaminación actual, si no, de una negligencia sistémica desde los últimos gobiernos. De acuerdo a datos del actual Gerente de la ENEE, la deuda de la institución en 2023 cerró en 9 mil 700 millones de lempiras, lo que ha sido un grave obstáculo para la implementación de planes de inversión y recuperación del sistema nacional.
El pronóstico de sequía
De acuerdo a la Administración Nacional del Océano y Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés), Honduras atraviesa un fenómeno del “niño” históricamente fuerte. Lo que se traduce en sequías prolongadas con aumentos en la temperatura. Que, además de los impactos en el sector energético mencionados anteriormente, supone una agudización en la vulnerabilidad alimentaria del país.
Según datos de COPECO, se mantiene una alerta roja en 144 de los 298 municipios del país debido a la sequía que ha obstaculizado la producción de granos básicos, maíz y frijoles, que son considerados cultivos de subsistencia. Lo que nos indica que, una vez más, son los sectores rurales y los históricamente excluidos los que sufren las consecuencias del cambio climático. Asimismo, datos del Programa Mundial de Alimentos indican que más de 2,5 millones de habitantes viven en condición de seguridad alimentaria.
Como consecuencia, los productores de distintos niveles exigen respuesta al gobierno, debido a que consideran que aunque siembren con semilla “tolerante” a la condición de sequía temen que se repita la situación del 2022 en la que se perdieron más de 500 mil quintales de granos básicos.
Por su parte, la Ministra de la Secretaría de Agricultura y Ganadería Laura Suazo, informó a través de medios de comunicación que la estrategia se mantiene en “esperar las lluvias” y que seguirán con su plan de aumento a la producción de granos básicos por medio de la entrega de bonos tecnológicos, insumos agrícolas, y promoviendo la producción en comunidades que cuenten con sistemas de riego.
La necesidad de soluciones integrales
Aunque se reconoce que el cambio climático no es consecuencia de países como Honduras, sino de las grandes corporaciones mundiales, se ha comprobado que si serán países como los centroamericanos los que más sufrirán las consecuencias. Es vital que las clases gobernantes entiendan la problemática y avancen hacia la implementación de mecanismos de mitigación.
Por un lado, se celebra que la actual presidenta Xiomara Castro sea una importante vocal a nivel internacional acerca de la importancia de combatir el cambio climático. Pero, a nivel nacional, se cuestiona que no se tomen acciones para evitar problemas que año tras año afligen a las y los hondureños, como es la quema de bosques, para lo que se supone sostiene un plan para la defensa de los bosques para el que ha destinado el 10% del ejército nacional.
Asimismo, se reconocen los avances en materia energética como la declaración de la energía eléctrica como un derecho humano y los planes de reducción de pérdidas en la ENEE, pero a su vez, preocupa la falta de capacidad técnica de las autoridades actuales para implementar sistemas que limiten los racionamientos y que aumenten la inversión en generación de energía limpia.
Respecto a la inseguridad alimentaria causada por la sequía, es imperativo que se fomente una estrategia que fortalezca las capacidades de los pequeños productores, haciendo uso de sistemas de riego y apoyos técnicos para la siembra en condiciones adversas. Además, de promover una cultura de cuidado al medio ambiente y de acceso a créditos que permita que las y los campesinos puedan invertir en la producción de granos básicos.
Sin duda, la actual crisis ambiental que vive Honduras no se soluciona con respuestas inmediatas pero si es un llamado de atención a las actuales autoridades para la implementación de estrategias que permitan que, en años siguientes, se puedan reducir las consecuencias del cambio climático y que existan mecanismos para garantizar el aire limpio, el acceso a energía eléctrica y condiciones de producción alimenticia en el territorio nacional.