Siete años después, Abril sigue aquí

Maldito País

abril 18, 2025

Si no hubiera sido abril, el país hubiera estallado en cualquier otro mes porque el espíritu de la rebeldía que floreció en ese entonces fue gestándose poco a poco y de forma ineludible durante años.

Se conmemoran siete años del estallido social de abril de 2018, un evento que transformó la vida de todas y todos los nicaragüenses. Después de todos estos años es importante recordar que el único responsable de tanto sufrimiento es la dictadura que gobierna Nicaragua, no las personas que salieron a manifestarse por imaginar un país distinto. 

A veces, en medio de la tristeza surge la pregunta ¿Para qué tanto dolor? Es una pregunta difícil de responder porque ninguna vida es reemplazable y ninguna herida sana sin dejar una marca que perdure para siempre. En lugar de ocultarla, en lugar de tratar de olvidar, es importante recordar a quienes se fueron y a quienes han sufrido de una y otra manera los abusos de una dictadura. 

Si no hubiera sido abril hubiera sido agosto, noviembre o quizás enero porque el destino inevitable de toda tiranía es su propia destrucción, por desgracia, en medio de la sed de poder de la pareja presidencial, se encuentra la vida de cientos de inocentes que han sido víctimas de los horrores de quienes gobiernan, siguiendo el camino de sangre y terror que la familia Somoza trazó. 

Si no hubiera sido abril, el país hubiera estallado en cualquier otro mes porque el espíritu de la rebeldía que floreció en ese entonces fue gestándose poco a poco y de forma ineludible durante años. El espíritu de abril estuvo presente en las manifestaciones contra el Canal Interoceánico que pretendía despojar a los campesinos de sus tierras, estuvo en la solidaridad de OcupaINSS cuando un grupo de jóvenes se unió a la causa de los adultos mayores que exigían una pensión reducida. Abril estuvo en cada gesto de indignación y en cada reclamo frente a la injusticia. Algo cambió en nuestras vidas y nuestras conciencias para siempre, y para esa transformación no hay marcha atrás, no importa cuánto quieran amedrentarnos o reescribir el pasado. Siete años después de ese evento que transformó Nicaragua para siempre, es importante recordar que estar del lado de la justicia nunca será un error.